El secreto está en la masa

Es una de las pocas panaderías artesanas que aún resisten a la crisis y a las nuevas tendencias del consumo en la provincia de León, aunque si es la única que sobrevive en la ribera del Torío.

Su secreto está en la masa y en la receta que la tercera generación de esta empresa familiar mantiene intacta de su abuelo que ya fue panadero.

Ángel García González y su hermano están al frente de la Panificadora del Torío desde el año 1999. Un negocio familiar que comenzaron sus padres en el año 1969. Desde entonces, el trabajo incansable y no renunciar a este oficio artesanal mantiene en pie el obrador que trabaja a máxima actividad durante el verano, cuando triplica su producción.

Con la llegada del mes de septiembre, los veraneantes que llenan las casas de estos pueblos vacías durante el invierno, regresan a sus lugares de origen y la actividad en la panadería desciende aunque mantienen la fabricación de todos sus productos.

La estrella es el pan que se elabora como antaño. Un proceso que comienza mimando la masa que después dará forma a barras y hogazas. Típicas de este lugar son las tortas de leche y también las de libro y las tortas revueltas. Estás dos últimas sólo se elaboran en Navidad y sus ingredientes principales son la masa del pan, aceite y azúcar.

Los productos de la Panificadora del Torío llegan a muchos pueblos de esta ribera ya que es la única panadería que existe antes de llegar a La Vecilla, La Robla o Villaquilambre. Además, sus productos también se pueden adquirir en algunos establecimientos de alimentación de la capital leonesa situados en Mariano Andrés, la plaza del Conde Luna, también en Navatejera o Carbajal de la Legua.

De las manos de estos panaderos también salen empanadas de bonito o de chorizo y bacon además de una amplia gama de productos de repostería elaborados sin aditivos ni conservantes. Es el caso de las rosquillas de sartén, del mazapán o de las magdalenas, totalmente naturales.

Panificadora del Torío está situada en la avenida Constitución 176 (Barrio Nuevo), en Matallana del Torío.

Pan y repostería en la que no sólo no han modificado la receta tradicional sino que tampoco ha sufrido variación alguna el proceso de elaboración, sin prisas. Algo fundamental para que el pan tenga el sabor y la textura de siempre y para que se pueda consumir al día siguiente.

Estos panaderos reconocen que son muchas las dificultades con las que se enfrentan cada día, especialmente la competencia en el precio con el pan congelado que venden en las grandes superficies. Animan a los leoneses a consumir pan elaborado de forma tradicional. «El precio es un poco mayor pero se puede consumir incluso al día siguiente mientras que el congelado de la mañana a la noche ya no está crujiente». resalta poco antes de coger el furgón para repartir este manjar por toda la ribera del río Torío.