Diario de León

Marcelino Cuevas

Cocina a la vista

Un toque vintage y cocina tradicional con sabores vanguardistas. El joven cocinero Óscar Fernández acaba de abrir Entredós, en la leonesa calle del Padre Arintero, en el número 10. En el comedor, a través de un ventanal se puede ver la ‘sala de fogones’ y tomar una copa tranquila. Y a la entrada, degustar tapas en el gastrobar..

J. CASARES

J. CASARES

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Marcelino Cuevas
León

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C on la elegancia de los años veinte, época de felicidad, diversión y un leve toque de locura, este nuevo restaurante pretende ofrecer cocina tradicional con el toque exclusivo de un profesional que ha aprendido el oficio con algunos de los grandes maestros de los fogones, como Joan Roca, Martín Berasategui y Juan Mari Arzak.

A la entrada de Entredós nos encontramos con el gastrobar, una barra que estos días es imposible apreciar en toda su dimensión por la enorme afluencia de público que lo visita. En este gastrobar se podrán degustar exquisitas tapas junto con una gran selección de vinos y cervezas.

Viene después un espacio un poco más tranquilo con una serie de mesas desde las que, a través de inmenso ventanal, se puede ver la actividad de los profesionales ante los fogones. Lo han llamado sala de fogones, y aquí se puede tomar una copa en un ambiente más distendido.

Los comedores de Entredós son dos, uno espectacular por su amplitud y el otro, más pequeño y acogedor. En ellos se ha querido, con unas originales luminarias, que el ambiente sea íntimo, que exista una delicada semipenumbra. En los dos, como en todo el establecimiento, destaca una extraordinaria decoración que ha corrido a cargo de Pilar Bardón.

Entredós es un proyecto familiar que ha tenido una larga gestación. Ainxane y José son los progenitores que han ayudado a Óscar Fernández y a su hermana Janire para que sus ilusiones profesionales se convirtieran en realidad.

Pero vamos a repasar la extensa carta de este nuevo restaurante. Comencemos señalando algunos de sus entrantes como las endivias, brotes tiernos, perdiz y sus toques dulces y agrios, puerros de Sahagún en su propio jugo y esponja de cecina, guiso de hongos del Páramo, sellado de verduras naturales y lascas de parmesano o la musaka con miel y limón.

En pescados destacaremos su merluza con guiso de manitas, la lubina salvaje a la japonesa con emulsión raifort o el arroz cremoso de rape y pasas con suave mousse de ajo morado del Órbigo.

En carnes destacan el magret en tono rosado con sus frutas, el carpaccio, el rabo de toro con espuma de patatas, queso de Valdeón y trompetillas y el solomillo de ternera con cremoso de trufa y otros tubérculos.

En los postres, un original semifrío de queso, tomate y miel, el tiramisú y los aires del trópico y coco.

Digamos finalmente que tienen a diario un menú del día de 12 euros, que los fines de semana cuesta 18 y que, además, ofrecen un menú degustación de nueve platos, maridado con los vinos apropiados, por 35 euros.

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