pricum primeur
El primero de la clase
Es el primero porque abre el catálogo de tintos de la bodega más vanguardista de la Denominación de Origen Tierra de León. Pero también es el primero de la clase porque explora nuevas ideas de elaboración y señala un excitante e inquietante camino a seguir.
Nacido como concepto en la vendimia de 2010, brota de viejas rastreras de Prieto Picudo de Pajares de los Oteros —«cien por cien viñedo viejo y cien por cien selección de la uva», se defiende con honestidad y justicia desde la bodega—, se elabora en tinas troncocónicas de roble de 5.000 litros de capacidad donde, sin más aporte que levaduras autóctonas, realiza libremente y de manera natural las fermentaciones alcohólica y maloláctica y permanece once meses. «La idea de elaboración es que prevalezca la fruta y la frescura sobre cualquier otra posibilidad», asegura Eugenio González Rubio, uno de los dos propietarios de la bodega en la que los criterios técnicos los marca la sabiduría, la imaginación privilegiada, el instinto inigualable y la mano diligente de Raúl Pérez Pereira, sin duda alguna el enólogo español más importante y el de mayor proyección internacional.
Con la frescura, la fruta y los aromas preservados y garantizados por ese procedimiento, el Primeur —el de 2012 en el mercado— adquiere carácter y personalidad por la aportación de un 10% de la base del vino de referencia de la bodega, que sobre la elocuente referencia en la etiqueta de Prieto Picudo, de la vendimia de 2010, ha permanecido 18 meses en barrica de la mejor selección de robles franceses. El resultado, argumenta González Rubio en una definición perfectamente ajustada y extraordinariamente clarificadora, «es un vino especialmente apto para el chateo en barra que sin embargo aguanta muy bien en la mesa porque tiene mucha boca».
El Primeur abre una nuevo campo de exploración para Margon, la bodega más clarividente de la Denominación de Origen Tierra de León. Pero también es el primero de los tintos de un proyecto vitivinícola con vocación de elaboraciones complejas, cuidadas y muy prolongadas en el tiempo, no sólo para los tintos, sino también para los blancos y los rosados. Y es, por volumen, el segundo de la bodega que tiene por estrella el Pricum Prieto Picudo, un crianza de 18 meses. Dos vinos de las fincas de las que toman nombre — Valdemuz y Paraje de El Santo — y de más larga elaboración y el Pricum Voluntario que se reserva del sangrado sin prensado para guardar el mosto yema en barricas completan la más rica e imaginativa oferta de tintos de la variedad autóctona.