PETIT PITTACUM
un mencía muy grande
Un tinto fresco y franco que revela el carácter varietal de la Mencía y describe las particularidades climáticas y del suelo del Bierzo. Es el pequeño de la casa, pero no un vino menor de la bodega, sino el más grande por la sencillez y la sinceridad de su juvenil rebeldía.
Es un nicho de mercado que quizá teníamos desatendido desde la bodega. En ese sentido, el Petit Pittacum surge de la necesidad de estar en ese mercado importante como consecuencia de la creciente demanda de un estilo de vino sencillo y sincero, pero también de un rango de precio que nos permite estar en las barras, que ahora es donde realmente se está moviendo el consumo». Alfredo Marqués Calvo, director técnico de Pittacum, profundiza en esa reflexión al afirmar que «también nos va a servir para pararnos a pensar qué es lo que realmente demanda el consumidor, porque lo cierto es que, en general, el vino no ha sabido adaptarse a las nuevas formas de vida en España. Estamos haciendo unos vinos fantásticos, pero quizá no se adaptan a la situación actual». Y eso ocurre en un mercado cuyas cifras de consumo sitúan a España a la cola de Europa.
En ese contexto, Petit Pittacum no nace como «un vino menor». «Es el pequeño de la casa, cierto —explica Marqués—, pero, como los demás, está pensado desde la viña de principio a fin. Lógicamente el estilo cambia respecto a nuestros otros vinos, porque se trataba de hacer un tinto agradable, con buen cuerpo pero liviano, con mucha fruta, alta expresión en nariz y fresco... un vino que fuese muy fácil de beber». Pero el planteamiento comercial no es menos ambicioso que el enológico: arranca con una primera elaboración de 70.000 botellas de 2013 con la idea de que sean 120.000 de la vendimia de 2014 y alcanzar las 200.000 no más allás de tres años.
Al igual que el Pittacum , Petit nace de pequeñas parcelas de suelos arcillosos y cepas centenarias de Mencía ubicadas en las faldas del cinturón montañoso del Bierzo vitícola. La uva llega a la bodega en cajas de doce kilos y recorre la mesa de selección, donde es escogida racimo a racimo. Despalillada y estrujada, pasa a los depósitos, donde fermenta durante quince días a 25 grados. El bazuqueo y el ligero remontado permiten hacer una extracción selectiva para conservar toda la fruta de la vinífera. Luego el vino pasa un periodo corto de convivencia con la madera, tres meses, antes de descansar en botella y llegar al mercado, lo que ocurrió en mayo. La potente red de distribución de la casa matriz, Terras Gauda, lo ha llevado por todo el mundo con una gran acogida.