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De viaje a

villarejo de órbigo

Tres son las fiestas importantes de la localidad; la del Corpus, famosa por la colocación de las alfombras de serrín, la Fiesta de la Juventud en verano y la de San Martín de Porres en noviembre La antigua ermita, la iglesia de San Martín, la fuente de la salud y el potro son algunas de las ‘pequeñas’ grandes maravillas que esta localidad recoge en sus fronteras

Al igual que el resto de localidades que conforman el municipio, en Villarejo también hay una gran actividad cultural a lo largo del año, en su caso centrada especialmente en el teatro, como recuerdan desde la junta vecinal del pueblo. Entre sus grandes m

Publicado por
pablo rioja barrocal
León

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A unque hoy en día ha perdido afluencia de peregrinos, hubo un tiempo en el cual la ruta Jacobea debió cruzar el pueblo de Villarejo de Órbigo. Lo dicen sus paisanos y los pequeños vestigios que todavía se mantienen en pie. Buen ejemplo de ello es la concha que descansa en el interior de la antigua ermita, concretamente en su altar. «Más de una persona pregunta por ella», dicen desde la junta vecinal. Lo que está claro es que gran parte de las tradiciones de la zona asientan sus raíces en una marcada devoción religiosa.

De sus tres fiestas más importantes, la del Corpus, San Martín y la conocida como Fiesta de la Juventud, dos de ellas recuerdan —pasada la Semana Santa y cada mes de noviembre— que en Villarejo se respeta la historia y se mantienen vivas sus tradiciones.

La del Corpus es conocida sobre todo por las famosas alfombras de serrín que los propios vecinos de la localidad se encargan de confeccionar. «Se colocan a lo largo del recorrido procesional y siempre muestran motivos religiosos», recuerdan. Arte pasajero que regresa puntual a su cita cada año y a la que acompañan otras actividades lúdicas como paseos a caballo, la pesca de la trucha o el siempre apetecible baile vermú.

Noviembre es otra de las grandes citas en Villarejo de Órbigo. Y es que hace apenas un mes que rendían honor a su patrón, San Martín de Porres. Se trata sin duda de una fiesta popular pero vivida desde la intimidad de los propios ciudadanos. Más multitudinaria y variada es la Fiesta de la Juventud, —en verano— donde siempre hay algo interesante que hacer tanto para grandes como para los más pequeños de la casa.

Y más allá de sus principales celebraciones, la junta vecinal programa numerosos eventos de carácter cultural a lo largo de todo el año. «El teatro es uno de los puntales de esta programación especial», remarcan.

Haya fiestas o no, siempre resulta agradable pasear por sus calles y plazas, visitar la iglesia parroquial sus fuentes o el potro. Muy recomendable el Ecce homo de la ermita.