Café pasaje fiel a la rosquilla

E s casi una obligación. Estar en León o en Astorga y visitar cualquiera de los tres locales que Café Pasaje tiene en ambas ciudades. Ubicados en las zonas más céntricas y privilegiadas de las dos localidades, al entrar, los establecimientos sorprenden con una decoración acogedora, amplia y a la vez cálida, que invita a tomar un café mañanero o a esas tardes de recogimiento y tertulia, aunque su verdadera e inconfundible seña de identidad es la rosquilla que desde hace casi dos décadas lleva ofreciendo a sus clientes.

El dulce está hecho con la fórmula tradicional, pero con un toque especial que la hace reconocible por su textura blanda y su sabor único. Personas de todo tipo visitan cada mañana los tres locales, pues la pluralidad de sus clientes es otra de sus características. Es normal ver en cualquiera de los Cafés Pasaje a madres tomando café, a estudiantes con sus portátiles, a trabajadores desayunando o a ejecutivos discutiendo los detalles de su último negocio. Sin duda, a todos ellos les une el gusto por un lugar que busca ofrecer confort y bienestar, dando siempre productos de alta calidad, artesanos y elaborados en el mismo local.

Además, últimamente atendiendo la demanda de los clientes también ofrecen como alternativa unos deliciosos churros —casi porras— que son una tentación irresistible con el chocolate puro. Otro de los complementos son los menús diarios que ofrecen por menos de diez euros y con una amplía variedad.

Café Pasaje, tanto por sus privilegiadas ubicaciones, como por la calidad del producto que ofrece, se ha convertido en un referente, siguiendo una gestión familiar que lo hace cercano al cliente, pues tanto Montse, Miguel o Javier en Astorga, como Isabel o José Manuel en León, estarán siempre dispuestos a hacer la estancia en sus locales lo más agradable posible.