san emiliano mansilla de las mulas
cómo estar en babia encrucijada en el camino
El paraíso tiene asiento terrenal. San Emiliano se asienta una de las comarcas más bellas de la provincia, dotada con unos recursos naturales que la convierten en un destino privilegiado en el que el viajero puede perderse.. Tres de los caminos de Santiago confluyen a los pies del puente. Desde ahí se alza Mansilla de las Mulas, la villa romana que ha sabido guardar la esencia de su historia para configurar una oferta turística y gastronómica.
No hay tópico más manido para pintar el paraíso que el lugar común de estar en Babia. Pero tampoco más cierto. Lo saben en San Emiliano, donde Ubiña vigila desde lo alto las camperas de los valles que atraviesan una de las comarcas más bellas que existen. Un inmenso remanso de paz bendecido por la naturaleza en el que no sólo embelesarse en el paisaje, sino en el que «disfrutar de sus gentes, su gastronomía y sus fiestas», como anima el alcalde del municipio, Basilio Barriada, convencido de que no hay estación para perder el tiempo en la zona. La pujanza de la primavera, el jolgorio de los veranos, los óleos de los otoños en los robledales y los hayedos, la magnificencia de los inviernos.
Con este marco, la apuesta turística de San Emiliano se afana en dar lustre a los recurso por medio de «lo muchísimo que hay por ofrecer», como recalca el regidor, que abunda en el desarrollo de un nutrido sector de establecimientos de turismo rural, entre los que la incorporación más reciente se da cita en el albergue estrenado en Torrebarrio. Una red que se complementa con los exquisitos restaurantes que hay en cada parada, desde Villafeliz hasta el último de los pueblos. Todo dentro de una cuidada configuración de rutas señalizadas para cualquier visitantes: cortas, difíciles, intrincadas, de 16 horas y hasta de dos días, como la que se estrenó el pasado verano con la Babia Sherpa Tour. Hay que ir a San Emiliano para estar en Babia.
A l pie del puente, la villa romana recoge su herencia. Siglos de tránsito en los que Mansilla de las Mulas ha recogido la presencia de los peregrinos que llegan por las tres sendas del Camino de Santiago. Una historia blasonada que se cuelga de las murallas que contuvieron el ímpetu invasor y ahora se levantan como enganche turístico, declaradas monumento de interés turístico nacional desde el año 1931. Hay mil historias por contar escondidas en los recovecos de su plaza y sus calles, en los ecos en los que todavía se reconoce la presencia del primer personaje femenino de la novela picaresca: la Pícara Justina.
La esencia histórica es elemento suficiente para avalar la invitación a los turistas que cada año hacen parada y fonda en Mansilla de las Mulas. Un alto en el camino o una escapada en la que hay oportunidad para poder degustar la rica oferta gastronómica de los restaurantes de la zona, como ensalza la alcaldesa del municipio, Mari Paz Díez. Un menú que en los primeros días de febrero, del 6 al 8, se concretará en las jornadas del cerdo en la que se encuentran incluidos 8 restaurantes, como apunta la regidora, que insiste en que en el cartel se exhiben entre 18 y 20 platos, todos derivados de productos de la reciente matanza de San Martín, que se presentan bajo un precio de 18 euros.
Un aliciente más para encontrarse a los pies del puente que vio el crecimiento de Mansilla de las Mulas y dejarse llevar. El resto es historia.