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La recomendación de... iván martínez lobo. ACTIVISTA CULTURAL Y CABREIRÉS

la cabrera

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León

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La Cabrera ocupa un confín en el Suroeste de la provincia de León, entre el Bierzo y las Tierras de Astorga y las provincias de Orense y Zamora. Es un terreno muy montañoso y de bruscos contrastes entre cumbres que superan los 2.000 metros y valles con altitudes por debajo de los 500, entre las más bajas de la provincia.

El itinerario que se propone para conocer esta comarca puede iniciarse desde la Bañeza y seguimos la Comarcal LE-125, que cruza los encinares de Jamuz y la cola sur del pinar de Tabuyo y al salir de Castrocontrigo surge la carretera LE-126 que nos introduce en Cabrera Alta. Atravesamos terrenos de La Valdería (Torneros y Morla) siguiendo el curso del río Eria y en el kilómetro 13 nuestros pies pisan tierra cabreiresa.

La Cabrera posee enclaves con paisajes peculiares, con valores naturalísticos, históricos, monumentales; lugares donde se funden lo natural, lo mágico y lo bello. Los recorridos, que aquí propongo, han de efectuarse sin prisa alguna, siguiendo los ‘vieyos’ caminos, a menudo en desuso o abandonados, pero sin pasar de largo por los pequeños ‘puebrus’ que salpican la ruta señalada.

Uno de los primeros pueblos que surge al lado izquierdo de la Carretera es Villar, parada indispensable para visitar sus museos y sus edificaciones, fiel reflejo de la arquitectura comarcal. Seguimos hacia Truchas, o Trueitas si lo decimos en cabreirés (recientemente han estrenado cartelería bilingüe que dignifican el idioma). Desde allí podemos visitar la localidad de La Cuesta donde los vecinos han conformado un museo agrícola por las ‘caleyas’ y en una antigua fragua. Llegamos a Corporales, pueblo donde se guarda la más pura historia cabreiresa. En él se encuentra una corona prerromana, castro y palacio romano, canales romanos y vestigios arqueológicos de considerable importancia.

Desde allí nos dirigimos a Peñaguda, puerto desde donde se divisa cabrera ‘baixa’ y donde se hace más claro el refrán cabreires: «Saceda, Ñoceda, Castriello y Marrubiu, cuatro llugares onde Cristo nun anduvo»; y donde se aprecian perfectamente los cortes transversales que los canales romanos hacen en la montaña, sobre todo el segundo más largo de la antigüedad con una longitud de 143 km y que llega rodeando las laderas cabreiresas, hasta cerca del Lago de La Baña.

Descendemos por la carretera sinuosa en dirección a Castrillo, con su continuo zigzagueo, sube y baja, acompañados por el río Cabrera que a nuestra izquierda discurre por un valle profundo y angosto, vemos tramos de los canales que llevaban el agua a Las Médulas. Uno de los pueblos que surge en el camino es Saceda, que se mimetiza perfectamente con el paisaje de pizarra y vegetación, gracias a sus ‘llouxáus’.

Después de varios kilómetros de muchas curvas llegamos a la ermita de la patrona de Cabrera, la Virgen del Valle, situada a la orilla del arroyo de Valdeolleras, alargando desde aquí la visión hasta las profundidades del valle de Silván. En este lugar, desde la carretera es visible la precisión y el perfecto estado de conservación del murete que completa la caja de uno de los canales en el lado favorable al talud. El interés de este tramo de canal, situado a algo más de 1000 metros de altitud, es el imponente muro de piedra que fue necesario levantar para sustentar la solera del canal, muro que tiene en la zona tramos de hasta 5 metros de altura. Si queremos conocer con profundidad estos restos arqueológicos, el siguiente pueblo en nuestra ruta es el más indicado para ello, Llamas, desde donde sale una pequeña ruta en la que el visitante podrá caminar por los canales escavados en la propia roca vertical.

Llegamos a Pombriego, capital cabreiresa de las castañas debido a sus frondosos sotos. Famosas son sus casa colgantes debido a la orografía del terreno. Retornamos desde aquí, pasando por Sigüeya, Lomba y Silván, a la localidad de la Baña, donde es de visita obligada el lago del mismo nombre y que este año cumple 25 años el 11 de octubre de su declaración como Monumento Nacional, al igual que su homólogo en Cabrera alta, el lago de Truchillas.

Ascendemos por el alto del Carbajal para llegar a Iruela, localidad del relojero Losada, constructor del reloj de la Puerta del Sol. Este pueblo tiene una arquitectura muy conservada sobre todo en su calle de San Antonio, donde también podremos ver un ‘palombar’ típico cabreirés.

Hay muchas maneras de andar, pero disfrutando de la naturaleza, en comunión con el sosiego y la paz es una de las actividades más reconfortantes. Practicar el senderismo supone alcanzar la geografía cercana, al tiempo que nos sacudimos el polvo del aburrimiento y agobio urbanos. La búsqueda de caminos, veredas, sendas, cañadas, canales romanos, caminos forestales... permite un acercamiento a la naturaleza y un más amplio conocimiento de la geografía y del entorno.

Por eso, cuando una región o una comarca se desconocen, no hay mejor sistema que caminarla, que recorrerla a pie. Es por ello que recomiendo al visitante que se detenga y que camine mucho más allá de lo que estas breves líneas han podido recomendar, parándose en cualquiera de los maravillosos pueblos de Cabrera.