Diario de León

De viaje a

Alija del Infantado

No hay rincón en el que no se refugie la belleza. Piedras centenarias, empedrados milenarios, barro hecho arte popular en casonas y bodegas. Al borde de la vía por la que Roma sacó el oro y los metales preciosos camino del imperio, pervive una villa llena de historia. En medio de espectaculares paisajes, construida con rincones mágicos. Invita al paseo y al solaz. A caminar por sus callejas y refrescarse en sus fuentes de aguas medicinales, que curan males y calman la sed. Su imponente paisaje está labrado de campos y construido de una inmensidad de bodegas. Y sus calles y caminos están hechos de piedra milenaria, viejos linajes que conquistaron hasta a Roma

JESÚS F. SALVADORES

JESÚS F. SALVADORES

Publicado por
S. VERGARA PEDREIRA
León

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E stá al borde del camino empedrado que construyeron los romanos, la Iter ab Emerita Asturicam, la calzada que ordenó Augusto poco antes del nacimiento de Cristo y que terminaron Trajano y Adriano, la ruta por la que marcharon a Roma el oro y los minerales de los yacimientos mineros de la península.

En esa vía que llamamos de la plata pero que no responde a las riquezas que circulaban por ella sino a la expresión árabe ‘balata’ (empedrada) se levanta Alija. Primero de los melones, después ya para siempre del Infantado.

Es cruce de caminos, ruta de riqueza. Desde tan antiguo que se pierde la memoria. Pasó por aquí también La Vizana, la gran cañada real cuando el apogeo de la Mesta, es Camino Mozárabe del Sur, senda principal del ferrocarril y vía crucial para la expansión de la economía.

Queda claro en su imponente paisaje, labrado de campos y construido de una inmensidad de bodegas. Y en sus monumentos, en su castillo que es además palacio, linaje del Infantado, que tuvo trece torres y poderosa muralla que protege la residencia de los Ponces y conserva parte de su fachada de adobe, barro secado al sol para mayor gloria del arte.

Arte hecho de piedra es el puente de la Vizana, lugar estratégico, cruce de caminos. Tanto, que los ingleses no dudaron en dinamitarlo durante la Guerra de la Independencia, inutilizado y derruido hasta 1918, ruina que desvió el Camino Real hacia la N-VI. Se alza magnífico sobre las aguas del Órbigo, que se detienen aquí en una playa fluvial atractivo turístico.

Si se anda el camino tierra adentro de esta villa que tiene plaza dedicada a la Marina y arraigada tradición de la mar, pueblo de interior que más marineros ha dado al país, encontrará el caminante calles desbordadas por el cruce de culturas que se agruparon por barrios, judíos, feudal, cristiano, ciudad mezclada que desemboca en la Plaza Mayor, bellamente aportalada, con su suelo adoquinado y su vieja arquitectura, o en el rincón de la judería, o la Calle Real hasta llegar al Bendito Cristo, que es devoción de estas tierras.

Es territorio de tradiciones largamente conservadas. En Semana Santa y por Carnaval, con su procesión de arrodillados y descalzos y sus ancestrales antruejos.

Y si todo esto no bastara para llegarse hasta allí, brotan de la tierra aguas minero medicinales en la fuente de la Mendaña, pequeño vergel empedrado en mitad de Alija que va de la de arriba, destinada al baño, a la de abajo, deslizándose por un canal, abriendo una plazuela para deleite del viajero. O la Fuente del Caño, que el pueblo conoce como la de San Ignacio, que conserva las conducciones romanas, y cura males y alivia la sed desde antiguo.

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