Canoa & pícnic
Un paseo en canoa y un pícnic. Es la aventura, relajada o más intrépida, ideal para estrenar el otoño en León. Bajando los rápidos de algún río o navegando suavemente por un pantano. Y en la orilla, esperando un pequeño banquete al aire libre. Otra forma de conocer los paisajes de la provincia. Sobre el agua. A remo.
U na aventura suave si uno se adentra en el pantano, más intrépida si elige el río. Y al final, o mitad de camino, fondear en un recodo del Luna, el Cea o el Sil, recalar en la ‘costa’ de un pantano y disfrutar de un pícnic.
De eso se encarga León Aventura, la empresa que fundó Víctor con un amigo de la infancia y que ahora lleva con otros dos socios, Javi y Miro. Un ágape campestre al bajar de la canoa.
Se conocen todas las calas del Porma, todos los recodos de los embalse de Riaño y Luna. Preparan un pequeño banquete al aire libre mientras el viajero se apea de la embarcación y aprovecha para tomar el sol del suave otoño que se anuncia ya en León. Con los más intrépidos hasta se han atrevido con una churrascada.
«La adrenalina abren el apetito», dice Víctor. Lo sabe bien. Lleva toda la vida enganchado a los deportes de aventura.
Las excursiones se preparan en función de la resistencia física de los participantes pero no se necesita ser muy intrépido. Se pueden descender aguas bravas, vadear corrientes y sortear rocas o darse un tranquilo paseo ascendiendo un embalse hasta llegar a la cola, detenerse contemplar el paisaje y reponer fuerzas en mitad de la naturaleza.
Una forma diferente de conocer León y sus paisajes.
«Lo mejor es un recorrido de cuatro o cinco horas y hacer en medio una parada para comer», dice Víctor.
La organización espera a los navegantes en la orilla con todo listo. Y, si se tercia, con una botella de sidra. Después, vuelta al río o al pantano, en busca de recodos únicos, de parajes que es imposible de conocer de otra manera.
La ruta navegable está pensada también para pescadores, para acceder a donde nadie llega, en los espacios naturales donde viven ejemplares de seis kilos, aguas en las que se encuentran también grandes lucios.
Todo bajo el control de una empresa acostumbrada a dominar la adrenalina y que ha introducido en la provincia el hidrospeed, lo último en deportes de riesgo. Nada que ver con canoa&pícnic.