Diario de León

La senda de La Cervatina

La ruta de 13,1 kilómetros comienza en Puebla de Lillo y se recorre en cinco horas. Hayas y bosque de tejos, con algunos ejemplares de tronco extraordinariamente grueso y hasta 10 metros de altura, en un recorrido circular de dificultad baja, muy recomendable en días de otoño, apto para caminantes y ciclistas.

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León

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Cuando no puedas correr trota, cuando no puedas trotar camina, cuando no puedas caminar usa el bastón pero nunca te detengas» (Teresa de Calcuta).

Senderos sobran en León. Únicos. No hay excusa. La Cervatina, en el parque regional Picos de Europa, es un espectáculo único de la naturaleza. Las hayas dominan un recorrido de 13,1 kilómetros que se camina en cinco horas sin prisas. Existe un atajo señalizado con el código PR-LE 28.1 a través del collado de Las Posadas que permite acortar la ruta a 9 kilómetros.

Un recorrido circular que comienza en Puebla de Lillo. Buen calzado y agua para el camino. No hace falta nada más. Un trayecto fácil, que se puede disfrutar con menores. Al emprender el viaje, sólo la primera hora supone algo más de esfuerzo físico al subir hasta un desnivel de 285 metros. No hay pérdida. El recorrido está perfectamente señalizado para evitar que los caminantes puedan tomar otros senderos. Muy buena conservación.

El recorrido se interna en un hayedo que alcanza pronto su primer alto. Las vistas son un espectáculo desde donde se ve la frondosa cabecera del arroyo de Ruidosos. La naturaleza explosiona en otoño para lucir en su máximo esplendor. A pesar de la prevalencia de las hayas, en los bosques crecen pequeños rodales de acebo y pies solitarios de roble albar, que destacan por su corteza agrietada y sus troncos gruesos y retorcidos que brindan refugio a los corzos.

La ruta es un tesoro para los amantes de la naturaleza, más aún si se tiene en cuenta que esconde una joya. Una sorpresa inesperada para el caminante a medio recorrido. Desviándose a la izquierda unos 200 metros, el caminante se encuentra con un bosque de tejos. Una valla rodea el paraje, al que se accede tras abrir una pequeña puerta que los responsables de la casa del parque permiten traspasar con la recomendación de volver a cerrar al salir del bosque. Los tejos crecen en abundancia pero la mayoría no logra alcanzar la madurez porque son pasto de los animales. Con estas medidas de seguridad se protege el espacio más propio de un cuento de hadas. Al entrar, la frondosidad de las ramas dibuja un espacio sombrío y silencioso que bien pudiera resguardar a druidas y druidesas entre los tejos centenarios. Se aconseja caminar en silencio para evitar molestias a la fauna salvaje. Tras cerrar el pestillo volvemos sobre nuestros pasos hasta el cruce anterior. El camino desciende por el bosque de hayas por el valle del Espinadal, por donde pasa el arroyo que lleva este mismo nombre.

Seguimos bajando en busca del valle cuyo fondo se alcanza al pie de la confluencia de los arroyos de la Támbado y Rebueno. A partir de aquí el recorrido es llano hasta la Fuente Fombea y el área recreativa de Pegaruás, hacia donde va a parar también el circuito corto.

Un ancho sendero conduce a la ermita de Pegarúas, situada en un resalte del terreno y visible varios metros más adelante.

Un camino asfaltado da servicio a las minas de talco de Respina en un valle cercano.

Poco después tomamos otro camino a la derecha, al pie de un pequeño refugio, y que bordea la vega del río Silván. El paisaje se abre a un valle en el que pasta apaciblemente el ganado.

El recorrido acaba en las calles de Puebla de Lillo, a los pies de la Casa del Parque del Torreón, donde se puede visitar una exposición complementaria a la Casa del Parque Valle del Porma y donde facilitan información sobre el parque.

Las mejores épocas del año para hacer este recorrido son primavera, verano y otoño.

No está permitida la acampada libre. No se permite cortar ramas, arrancar plantas, perseguir animales o grabar nombres para lograr el máximo respeto a la fauna, la flora y la geología.

Tras el recorrido, reponemos fuerzas en el Bar Restaurante Madrid. En Puebla de Lillo hay supermercado, restaurantes, hoteles, alojamientos de turismo rural y camping y se pueden visitar las Casas del Parque Valle del Porma y Torreón de Puebla de Lillo.

Las Casas del Parque de Puebla de Lillo organiza rutas guiadas durante los fines de semana de octubre.

Este domingo habrá una visita al Pinar, una zona reservada para la que hay que pedir permiso para entrar. Comienza a las 11.00 horas, con una duración de 3 horas y media, aproximadamente. Es una ruta interpretada para grupos de 15 personas.

Este sábado y el 31 de octubre está prevista una senda micológica. Puesto que el otoño es la época más bonita por los colores que van transformando el paisaje de la montaña, habrá sendas micológicas por los hayedos de Puebla de Lillo. Son sendas cortas para aprender y disfrutar de las setas que crecen en estos bosques. Serán los sábados 17 y 31 de octubre.

La sendas tienen un precio de 8 euros los adultos y 5 euros los menores de 12 años (los niños de menos de 5 años no pagan). Es necesario apuntarse por teléfono en el 987 73 13 64 o por correo electrónico a cp.picoseuropa.lillo@patrimonionatural.org El horario de invierno es de viernes a domingo de 11.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas. Abren todos los festivos.

En la Casa del Parque Torreón de Puebla de Lillo (987731091) y Valle del Porma (987731333) ofrecen toda la información sobre las rutas.

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