La recomendación de... Lorenzo Gorostiaga, ex director de Radio nacional de León
Para el buen beber...
Hoy te vengo a proponer
-más que un destino concreto-,
un paseo apresurado,
resumido, breve, escueto
por esta nuestra campiña
del Sur… Pues visitaremos
esas ‘Tierras Leonesas’,
santo y seña del chateo.
Por altozanos y alcores,
por veredas y senderos
hagamos breve repaso
de nuestros caldos señeros.
(Una música de almíbar
se perdía allá, a lo lejos…)
Porque hablando de los vinos,
con cuerpo y predicamento
por tradición y costumbre,
por justicia y por derecho
-sin desmerecer a otros-,
bien podemos sacar pecho.
Abundan en nuestras tierras,
horadadas en el suelo,
bodegas que acumulan
menciones, honores, premios.
(¡Cuando llegan las vendimias,
los cuévanos o los cestos
desprenden ese perfume
de la pulpa y del hollejo
que en el aire septembrino
altera los sentimientos
y, en una orgía de aromas,
se mezcla con los recuerdos…!)
Pero vayamos al surco,
para que no desvariemos,
y prosigamos viaje
con la mirada a lo lejos…
Abramos bien los sentidos
hasta bebernos el viento
de ese perfume afrutado,
que exhalan los vinos viejos.
Visitaremos bodegas
y enclaves con abolengo.
Los Fernández Llamazares
en Pajares, para luego
-siguiendo la carretera-,
llegar hasta ‘Gordonzello’,
donde el caldo ‘Peregrino’
nos hará perder el seso.
Y también a Gordaliza
-del Pino- lleguen mis versos.
¡Qué noble ‘Villacezán’,
cuna de los tintos recios…!
Y en Benazolve está ‘Luwa’
y en Vile, caldos señeros,
y en la ribera del Cea,
zarcillos sobrios, añejos.
Oteando el horizonte,
Valderas allá en un teso.
¡Señorío de los Arcos!,
¡Oh, Tampesta! y esos buenos
aromas ‘Valle Gudín’,
de ‘Melwa’ rosado y serio…
Y esos tintos de crianza,
y esos gloriosos verdejos
y esas ‘Cepas de Corbillos’
que, en verdad, son más de ciento.
Los caldos de Cascallana
-con licores de frutero-,
gozan de sobrada fama
y son la seña de un pueblo
de cuevas -o de bodegas-,
también de ‘Monasteruelos’,
pues antaño era ‘Covellas’,
Cubillas de los Oteros.
Y ese ‘Dominio de Tares’
con cepas de vino añejo…
No olvidemos el ‘Tilenus’,
con aromas de trofeo.
¡Qué decir de Pedro Casis
y del ‘Bacchus’! Un exceso
en las fiestas más sonadas,
los convites y el tapeo…
Dejamos Valmadrigal
y desde aquí saltaremos
a brindar con ‘Pardevalles’,
que luce rosado cuerpo…
¡Qué decir del albarín,
del señor Marcos, don Pedro!
Y tantos y tantos caldos,
chispeantes, finos, frescos…
Ya sé que me quedo corto,
pero extenderme no puedo
por mencionar tantos vinos…
¡Me perdonen los del Bierzo!
Quedé corto al repasar
y glosar -¡con poco acierto!-
los muchos y buenos caldos
que elaboran nuestros pueblos.
Asienta la población
este oficio del viñedo.
Es fuente de economía,
es oficio sempiterno
y también este recurso
trae divisas en euros,
nos proporciona alegrías
?y nos quita sufrimientos...
¡Brindemos, amigos todos,
con estos vinos… tan nuestros!