Diario de León

el tiempo de los sentidos

El Bierzo tiene en otoño dos aromas inconfundibles: el del pimiento asado que estos días enriquece el ambiente y el del tueste de castañas para el que habrá que esperar a noviembre. Caen las hojas de los árboles, la uva abandona la vid, de la tierra se recoge el fruto y sobre la mesa se disfruta la vida. Es la mejor época para conocer la comarca

Una familia de la localidad de Campo (Ponferrada) asa pimientos para consumo propio y protagoniza una de tantas escenas que estos días se repiten en los hogares bercianos, principalmente del Bierzo Central y Bajo. Asar y pelar pimientos forma parte del ac

Una familia de la localidad de Campo (Ponferrada) asa pimientos para consumo propio y protagoniza una de tantas escenas que estos días se repiten en los hogares bercianos, principalmente del Bierzo Central y Bajo. Asar y pelar pimientos forma parte del ac

Ponferrada

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C ualquier estación es buena para visitar el Bierzo, pero sin duda el otoño es la más apetecible. Con la campaña de recogida de pera conferencia y manzana reineta a punto de finalizar, el apogeo de la vendimia comparte escenario con el asado de pimientos de rojo intenso que no sólo saben bien, sino que huelen a gloria. Un producto capaz de conquistar los cinco sentidos: llama la atención del olfato, entra por los ojos, conquista el paladar, seduce al tacto con el contraste de sus texturas y el calor del lar recién encendido que, además, retiene al oído mientras arden las brasas.

El pimiento asado del Bierzo es mucho más que una tradición. Al margen de las industrias transformadoras, cada hogar llena su despensa de un producto indispensable que, en mesa, marida a la perfección con carnes y pescados, huevos cocidos, fritos o en tortilla, con ventresca... Como complemento o como plato principal, hasta acompañado de un neutro trozo de pan hace agua el paladar. Pero antes de comerlo, es preciso prepararlo, asarlo con tanto mimo como después se pela para embotarlo con un chorro de aceite y un poco sal. También hay quienes prefieren congelarlo.

Es este proceso de elaboración el que ahora pueden disfrutar quienes visiten el Bierzo, porque es imposible camuflar un aroma como el del pimiento cuando es asado. Reunidos en torno al fuego, no es raro ver estos días a grupos de familiares, vecinos o amigos pelar pimientos en plena calle. Cada uno tiene su papel en una cadena de trabajo que funciona plenamente y que termina de la mejor manera posible: degustando el producto elaborado en una mesa repleta de manjares bercianos. Porque si algo bueno tiene el Bierzo, sino todo, eso es lo que da su tierra.

Por ello, aprovechar el otoño para conocer el Bierzo es una apuesta segura. Disfrutar de los colores que, a estas alturas del año, dibujan su paisaje; meterse de lleno en la tradición agrícola a través de la vendimia, probar después vinos Mencía o Godello de excelente calidad, sentarse a disfrutar del amanecer o del ocaso mirando hacia las extensas tierras sembradas de viñas ahora que el sol brilla con una fuerza especial... Hacer todo esto y mucho más disfrutando del que, sin duda, es el aroma temprano de la presente estación, el del pimiento; sólo solapado, ya en fechas más tardías, por el que desprende el también asado de otro fruto: la castaña. Pero ese es otro cantar que merece otro capítulo.

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