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Viñadores, vino y alma

Hacer vinos con alma desde la reivindicación de la figura del viñador como quien trabaja, elabora y comercializa su producción. Pagos de Nona es un proyecto intimista, honesto y muy cabal..

Esmeralda García en la bodega, en Sorribas, y Jesús Hermida en una de las viñas familiares que ambos cuidan en Pieros. B. FERNÁNDEZ

Publicado por
RAFAEL BLANCO
León

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Esmeralda García y Jesús Hermida unieron sus destinos en 2012 y moldearon en una sus dos ilusiones vitivinícolas después de años de paralela pero finalmente convergente experiencia enológica en grandes bodegas. Ella es de Santiuste (Segovia), donde se conservan algunas de las mejores cepas de Verdejo prefiloxérico, y él de Pieros, adonde siempre pensó volver para recuperar la tradición vitivinícola familiar bajo la figura de referencia de su abuelo. Apenas diez hectáreas de viñedo propio de hasta 120 años de antigüedad allí y aquí son la base de su actividad posterior en la bodega de Sorribas. En laderas del entorno más próximo a la bellísima espadaña de la iglesia de Pieros

—que es referencia visual en el viñedo e imagen de la bodega, junto a las siluetas familiares— afrontaron un delicado y concienzudo trabajo de recuperación de esas viejas cepas de Mencía, Garnacha en sus variantes Tinta Madrid y Tintorera, Palomino, Doña Blanca, Godello, Chelva... y Aramón, ésta como curiosidad, con la exigencia autoimpuesta de practicar una agricultura orgánica y ecológica.

El 2014 elaboraron su primer vino, Mil razas , un clarete tradicional

—se puede decir que el primero de una nueva generación— tal y como era el vino del Bierzo incluso más acá de la primera mitad del siglo pasado, y un segundo, La Chá de Pieros , a partir de Mencía vieja de la viña de La Penela que permaneció once meses en tonel de castaño de 600 litros. Y es que el castaño —y también el barro en tinas de 90 litros— para el afinamiento y envejecimiento de los vinos es otro de los elementos innovadores y distintivos de esta pequeña bodega: «A diferencia del roble, no destinta y al no estar tostado no hace aportes al vino. Es muy puro, es un medio y no un ingrediente, y eso nos garantiza un respeto absoluto para la uva», argumenta Esmeralda García y asiente Jesús Hermida mientras desmonta la prensa vertical y retira los hollejos de Palomino Fino sólo ligeramente exprimidos para El Couto , uno de los tres monovarietales jóvenes. Un mencía y un garnacha son los otros dos con la misma referencia.

La apuesta por el Palomino es otra de las singularidades de la bodega como respuesta a la pregunta que plantea Esmeralda: «Si el Jerez supone el 17% de la producción de uva del Bierzo, ¿cómo es posible que no se elabore como tal?». Y de inmediato hila una propuesta: «Es necesario apartarse de la mentalidad cooperativista, cambiar las producciones y buscar la calidad». Ambos lo creen posible y en ese sentido agradecen que desde el consejo regulador no se les haya limitado la forma de elaborar: «Están teniendo la habilidad de abrazar todo y a todos y eso, que nos permite elaborar bierzos distintos, hace grande a una denominación».