Diario de León

una ciudad actual

El barrio de La Rosaleda, su boulevar y su gran torre; el puente del Centenario, las glorietas del Cine, la Pizarra o los Donantes de Sangre; los impresionantes grafitis que aportan color y positivismo a la ciudad, y el enjambre de boutiques y pequeñas tiendas, además de otras de grandes marcas, hacen de Ponferrada una ciudad moderna más allá de su indudable atractivo patrimonial

El boulevard Juan Carlos I, con la Torre al fondo, es el eje vertebrador del barrio más nuevo, el de La Rosaleda. En el resto de fotografías: el puente del Centenario que atraviesa el río Sil y conecta la parte baja con la zona alta de la ciudad; el centr

El boulevard Juan Carlos I, con la Torre al fondo, es el eje vertebrador del barrio más nuevo, el de La Rosaleda. En el resto de fotografías: el puente del Centenario que atraviesa el río Sil y conecta la parte baja con la zona alta de la ciudad; el centr

Ponferrada

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L a capital del bierzo, Ponferrada, tiene muchos atributos como ciudad de destino turístico: un grandilocuente paisaje coronado por el Valle del Silencio y los Montes Aquilianos, una extraordinaria gastronomía aderezada con una tradición vinícola de categoría premium y una amplia oferta cultural y patrimonial que ha sido objeto de atención de este suplemento en las últimas semanas. Pero pese a ser pequeña y enmarcarse en un entorno eminentemente rural —las dos grandes urbes más cercanas, Lugo y León, se sitúan a una hora de viaje— Ponferrada es una ciudad moderna y actual, donde la vanguardia y la nueva arquitectura se han hecho también un hueco.

Una ciudad de bullicio concentrado en varios puntos urbanos, donde el comercio ha resistido, no sin dificultades, los envites de la crisis, manteniendo una amplia oferta de boutiques y tiendas de marca reconocida que convierten a la capital de los bercianos en un destino más que apto para el turismo de compras.

El barrio de La Rosaleda y su boulevard, con el edificio más alto de Castilla y León, son el paradigma de la modernidad llevada a la arquitectura y también un enjambre de nuevos negocios y un nicho de mercado más para los nuevos establecimientos de hostelería. El puente del Centenario, que comunica la parte baja de la ciudad, a la altura del Museo de la Energía, con la zona alta; es otro ejemplo del contraste entre el pasado patrimonial de una urbe que concentra en su casco histórico su mayor atractivo, pero que dispersa por la ciudad elementos de contraste que bien merecen ser vistos. Este puente blanco inmaculado que cruza el Sil es un ejemplo, pero también algunas glorietas, como la del Cine, la de la Pizarra y la de los Donantes de Sangre revisten cierto interés. No en vano, conocer Ponferrada y su historia a través de las numerosas glorietas que distribuyen el tráfico es una opción turística más.

Pero si hay algo que en los últimos años ha tomado la delantera como ejemplo máximo del vanguardismo y la apuesta por los nuevos métodos de expresión artística eso es el despliegue de graffitis de calidad que han sembrado la ciudad de color y mensajes en positivo.

El grafitero donostiarra afincado en Ponferrada Asier Vega ha sido el artífice de los de mayor calidad. El último se localiza en el entorno del albergue de peregrinos pero son varias las grandes obras urbanas dispersas por la ciudad.

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