Diario de León

historia en cada esquina

Ponferrada está plagada de recuerdos y homenajes, espacios urbanos que conmemoran su pasado templario, que ensalzan sectores productivos de gran valor y que ponen de relieve a esas gentes que han hecho de la ciudad lo que hoy es en el plano económico, cultural y social. La capital del Bierzo es una ciudad cargada de simbología

La glorieta del Cine, el puente romano de Puente Boeza, las estatuas en homenaje al músico y maestro Esteban de la Puente y al principal benefactor de la ciudad, Miguel Fustegueras Valdés; los versos en bronce de General Vives, la glorieta de la Pizarra y

La glorieta del Cine, el puente romano de Puente Boeza, las estatuas en homenaje al músico y maestro Esteban de la Puente y al principal benefactor de la ciudad, Miguel Fustegueras Valdés; los versos en bronce de General Vives, la glorieta de la Pizarra y

Ponferrada

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Ponferrada es una ciudad llena de historia e historias, muchas de ellas reflejadas en sus calles. Glorietas, estatuas, puentes, plazas.... dialogan con los viandantes, recordando aquello que fue importante o a esa persona que significó algo para la capital berciana. Con un castillo templario como emblema por excelencia, no podían faltar en la ciudad las referencias a la Orden del Temple. Dos caballeros templarios —uno en la plaza de la Encina y el otro en la glorieta del Temple— recuerdan su eterno vínculo con Ponsferrata . El primero representa un hito histórico: el momento en el que un monje templario descubre, en el hueco de una encina, la imagen de la patrona del Bierzo. El segundo recrea un caballero a lomos de su corcel y portando la bandera insigne.

El busto de Luis del Olmo y las estatuas de Miguel Fustegueras Valdés, el Barquillero y Esteban de la Puente relatan otra parte de la historia de la capital berciana a través de esas personalidades que han sido benefactoras, embajadoras culturales o parte de la sociedad ponferradina más relevante y querida. De Luis del Olmo poco hay que contar que no se sepa; Valdés fue el gran benefactor de Ponferrada y Esteban de la Puente, ese músico y maestro que mantuvo viva en la ciudad la música y su enseñanza en los años 40 y 50. Por su parte, la estatua del Barquillero recuerda a uno de los personajes más entrañables, Pepe Cortés, vendedor ambulante de obleas.

Las glorietas son también escaparates de las cosas importantes. La del Cine, realizada por José Carralero, es una de las más impresionantes. Una colosal espiral que crea una cinta de cine y recuerda la Ponferrada más cinematográfica. La de la pizarra, homenaje a este sector productivo que tanto ha dado y sigue dando al Bierzo. La de Correos, dedicada a los fundadores de la ciudad: el obispo Osmundo y el rey Alfonso VI de León. Y, por su puesto, la de las Pimenteras, cuatro mujeres que se dedican a la elaboración del pimiento asado, uno de los sellos de calidad de la comarca.

El moderno puente del Centenario, que conmemora la efeméride del nombramiento de Ponferrada como Villa del Reino de España y la coronación de la virgen de la Encina, y el puente romano de Puente Boeza son dos de las construcciones de este tipo más reseñables de la capital del Bierzo por la carga histórica que sostienen sus pilares; como destacables son también las frases con versos escritos en bronce de General Vives.

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