Enero es de chalupa
El embajador plenipotenciario de los Reyes Magos en el Bierzo sigue haciendo su labor sin igual media siglo después de que Ignacio Linares lo descubriera en Radio Juventud. A través de las ondas empezó a leer las cartas que los niños enviaban a Melchor, Gaspar y Baltasar, y la predilección mayoritaria por su figura sólo fue cuestión de tiempo. No es rey, es mago, pero goza de mayor confianza entre los bercianos que los tres que vienen de Oriente
S u figura surgió a mediados de los años 60 del siglo pasado de la mano de Radio Juventud y su entonces locutor, Ignacio Linares. El impacto que su labor causó en los más pequeños cuando leía en la radio las cartas que éstos envíaban a los Reyes Magos de Oriente —aportando datos concretos de cada remitente— lo convirtieron pronto en un personaje imprescindible del imaginario berciano y, desde entonces, suyo y de nadie más es el comienzo del mes de enero en Ponferrada. Tal es la importancia de Chalupa, que su carroza no falta en la Cabalgata de Reyes de la capital del Bierzo cada 5 de enero y su temprana aparición, cuando diciembre todavía conserva días en el calendario, es motivo de alegría para aquellos de corta edad, que cierran con ilusión los sobres de sus deseos y depositan su confianza íntegra en la bolsa de ese enigmático hombre de faz negra que cada año les recibe con una sonrisa y la promesa de hacer bien su labor.
Los menos sabedores de las tradiciones del Bierzo pueden confundirlo con Baltasar cuando se abre paso entre la multitud, pero nada más lejos de la realidad. Chalupa no compite con rey mago alguno porque la fuerza de su historia lo hace único en el Bierzo. Un territorio que defiende su identidad a todos los niveles e, incluso, la clase política berciana se encomienda al embajador plenipotenciario de Sus Majestades de Oriente para pedir lo mejor que pueda para una comarca que tiene en su raíz el negro. No el de Chalupa ni el de la Morenica, que también; sino el del carbón. Un carbón que reparten los Reyes y que en la tierra del mago embajador es más un premio que un castigo.
Así que, según dicta la historia, Chalupa sustituyó a Azufrito a los mandos de la nave de control de las cartas de los Reyes Magos y pronto dejó la emisora para salir a la calle y repartir en vivo ilusión. Su cercanía lo convirtió rápidamente en el preferido de los niños, alguien más cercano, de trato más directo y, desde luego, de mucha más confianza. Negro betún como el tercero de los Reyes Magos, pero muy diferente, porque aunque cada año sirve a la labor encomendada por Sus Majestades, sus orígenes son otros y sus fines también, porque su regalo no es material, sino algo más valioso que transciende lo emocional.
Durante cinco días —tres en diciembre y dos esta misma semana— ha estado Chalupa recogiendo las cartas de ponferradinos y bercianos en el Castillo de los Templarios. Allí, en el corazón histórico de Ponferrada, instaló su trono para recibir a los artífices de su nacimiento y a los verdaderos promotores de su evolución. Porque este embajador berciano surgió de la iniciativa de los Linares Ordás, pero ha crecido en el corazón de todos los niños que creen en la magia.
Lo bueno de Chalupa es que nunca envejece y siempre hay alguien que lo descubre por primera vez. Da igual si es niño o adulto, del Bierzo o de cualquier otra parte, su figura sigue encandilando como lo hizo cuando era locutor.