es tiempo de carnaval

C onrado se pone la máscara y sale a celebrar el carnaval bañezano a lo grande, como sólo ellos saben. Y si por Navidad vuelven puntuales los turrones caseros y su apetecible roscón, febrero huele a orejas, carnavaletas, sequillos y rusos. Todo presto a sorprender una vez más. Porque en esta confitería nada es lo que parece. Porque aquí cada dulce cobra otra dimensión. Porque si hablas de confitería en La Bañeza, la respuesta es Conrado. Y lo saben tanto propios como extraños. De hecho la parroquia de fieles se extiende más allá de cualquier frontera imaginable.

Al frente de esta gran familia de trabajadores se encuentra Sergio Fernández, maestro pastelero e incansable ‘creador’ de nuevos productos que mejoran siempre al anterior. Los clásicos se mantienen, pero cada vez que Conrado se saca de la chistera un dulce gana más adeptos y un buen número de imitadores.

Situada en la calle El Reloj número 6 de La Bañeza, la Confitería Conrado lleva días despachando los dulces típicos del carnaval. «Lo más demandado son las orejas», señalan, pero lo cierto es que todos los productos tienen su público. Desvelar el secreto del éxito sería aventurado, pero mucha ‘culpa’ es de la calidad, la fabricación artesanal y la constante innovación que ofrecen. Aunque la receta tiene también como ingredientes base un trato cercano y familiar con cada cliente. Y como siempre, al margen de los productos de temporada, siempre es buen momento para llevarse unos conraditos, los besitos, las pastas, tartas, pasteles y demás delicias.