tu espacio de encuentro

T iene la calle Fray Luis de León —desde hace apenas un año— un interesante punto de encuentro que incluso algunos vecinos del barrio han convertido ya en improvisado segundo hogar. Su inspirador nombre, La Tertulia, deja claro que esta cafetería no es lugar de paso sino más bien una de esas ‘parroquias’ que aglutinan fieles ávidos de grandes productos y mejores conversaciones.

Abierta de martes a domingo desde las ocho de la mañana, La Tertulia sirve uno de los mejores cafés de la capital acompañado siempre de un donuts o una napolitana de chocolate. Eso para comenzar el día con fuerza. Luego, a media mañana, entran en escena las tapas. La estrella, según las buenas lenguas, su paloma con txaka —imprescindible venir a comprobarlo de primera mano—. Pero hay más, mucho más. Pimientos con anchoa, callos con garbanzos, salmón ahumado, cecina con queso de cabra y mermelada con tomate y orégano o panecillos de ajo y perejil con bocartes y pimientos. Todas ellas elaboradas con productos de máxima calidad y la precisión de un cirujano.

Al frente del negocio está Javier, ‘culpable’ del éxito que ha tenido La Tertulia desde el minuto cero. Su entrega y entusiasmo se contagian. Patricia y Silvia, las camareras, completan el equipo. La decoración, por cierto, es otro de los grandes atractivos de este local que echa raíces en el número 10 de tan longeva calle. Sonia, la mujer de Javier, imaginó cada uno de los rincones del local plasmándolos como pintor en un lienzo. Un estilo vintage, acogedor, en el que lo mismo te puedes tomar un café, un vino, una cerveza o quizá una copa.

Mención aparte merecen su amplia y selecta bodega de vinos o sus más de 30 referencias de vermú. Y antes de terminar un secreto. Nadie, insisto, nadie debería privarse de su chocolate casero con churros. Es tiempo de conversar. Es tiempo de La Tertulia.