De viaje a
sobrado
Territorio rico en matices, de gran valor ecológico y consabido potencial turístico, en este municipio del Bierzo Oeste se comen las mejores truchas y anguilas de la provincia. Sobrado juega su futuro a la A-76 y a la explotación del plomo pero su presente pasa por su paisaje, sus grandes extensiones de castaños y su riqueza visual
S obrado, Friera, Cancela, La Ribera de Cabeza de Campo, Portela de Aguiar, Sobredo, Requejo, Cabarcos, Santo Tirso de Carbarcos, Aguiar y sus 400 habitantes conforman el municipio de Sobrado, localizado en el Bierzo Oeste, frontera con Galicia y territorio de gran valor natural del que aún hoy queda mucho por descubrir.
Regado por los ríos Selmo y Sil, vigilado desde las alturas por las formaciones rocosas de la Tara, el Pinouco y el Pinouquín, sembrado de grandes extensiones de castaños —no en vano, la castañicultura es una de las actividades económicas más destacadas— y escenario de innumerables rutas sorteables a pie y también en bicicleta; Sobrado pelea ahora por un futuro en el que el desarrollo de la autovía A-76 y la explotación del plomo, la plata y el zinc en la mina de Requejo y Friera —a expensas del impulso de la Junta para que sea una realidad y se puedan crear hasta 500 empleos que beneficiarían a todo el Bierzo— tienen mucho que decir. A ellos se juega buena parte de las cartas un territorio de pasado celta cuya cabecera municipal, protegida por Santo Toribio, sufrió —en los años de su historia más remota y en otros de los siglos más cercanos, como en plena Guerra Civil— varias destrucciones por contiendas e incendios de las que siempre se recompuso, hasta ser lo que es hoy. La pelea es una de sus señas de identidad y la lucha por el futuro forma parte de esa esencia. Una esencia hoy ligada no sólo a los sotos de castaños, sino también a la trucha.
De arraigada tradición truchera, en Sobrado se comen las mejores truchas y anguilas del Bierzo y probablemente de toda la provincia. Basta con sentarse a orillas del Selmo y dejarse consentir por el sabor de un producto fresco como pocos en un entorno idílico, plagado de playas fluviales de gran valor ecológico y con vistas a la Sierra de La Lastra.
Los hay que después de comer gustan descansar un rato y en Sobrado pueden hacerlo o pueden también, si así lo prefieren, bajar paso a paso la comida en alguna de las rutas accesibles, como la Ruta del Oro (20 kilómetros), la Ruta de los Castaños o la Mirada Circular. No quedan lejos Las Médulas —visibles desde el espectacular mirador de Friera— por lo que un paseo por las antiguas minas de oro Patrimonio de la Humanidad también es una opción recomendable.
Sobresale su paisaje, de colores intensos especialmente en la estación que acaba de abrir sus puertas, y destaca también su arquitectura tradicional de piedra, pizarra y madera. Dicen algunas fuentes que en Sobrado estaba el mítico Monte Medulio y cierto es —marca la historia— que hubo en Requejo una mezquita de la que se encontraron muchos restos de cerámica y de la que aún hoy se mantienen ocultos otros vestigios. Cruce de civilizaciones entre celtas, astures, romanos, musulmanes y cristianos que han ido conformando lo que el municipio es y que han creado su identidad propia.
En definitiva, en Sobrado se puede vivir una experiencia única.