Calles a ritmo de jazz
El bajo rasga el silencio, el saxo lo endulza y la batería estalla. Es jazz, el ritmo tantas veces improvisado que se sigue con los pies y que inundará este fin de semana las calles de Villamañán. La localidad, epicentro comercial entre el Páramo y la Vega del Esla, abre sus plazas a un festival único y gratuito en la provincia que arranca hoy
ALBERTO BLANCO
Llega dos horas antes con su taca-taca. Pregunta desde qué silla se oirá mejor y espera paciente con una sonrisa. Es Claudia, la fan número uno del acontecimiento musical de su pueblo: el Villamajazz, que la hace soñar a sus 90 años con ritmos que desconocía y que puede sentir y la hacen vibrar desde hace doce años. Ya ha conocido a más de sesenta grupos y ha disfrutado con las parejas de baile de una música que evoca a los años 20 y 30. El artífice de este admirable festival, Joaquín Tejedor, ha demostrado un empuje inquebrantable desde que se atrevió a tocar en la plaza de su pueblo con un grupo surgido en el Conservatorio de León, junto a los conocidos Kike Cardiaco y Rosario Granel.
El éxito de aquellos acordes en la Vega del Esla puso el embrión a un evento cultural que ha roto fronteras, se ha convertido en el festival de este tipo más antiguo de toda la Península y se sustenta con ayudas del Ayuntamiento, la Diputación, la venta de camisetas y la negociación con los artistas. El Villamajazz ejerce un indudable tirón hacia la localidad, que se convierte desde esta tarde y hasta el domingo en la capital leonesa del swing.
FOTOS: ALBERTO BLANCO
Un buen gancho para los lugareños y para los amantes de la buena música en directo, que viajan desde Murcia, Madrid, Asturias y el resto de la comunidad , principalmente, para escuchar, en esta ocasión, a los tinerfeños Nicotine Swing, a los leoneses Radio Lulú, The Makers, Gin Family Tonic y Tri Full Jazz, además de a los grupos madrileños Swing Machine Orchestra, Jazz Trío y Madrid Hot Jazz Band. El cartel se completa con Aguardiente Swing Quartet (Alicante) y Elvis Gypsy Projet (Valladolid).
Junto con la calidad de las bandas, el toque de distinción del festival lo pone el horario, con pases al filo de la una y media de la tarde, a las ocho y a las doce de la noche para que todo tipo de público pueda degustar el jazz, esas notas que representan la libertad dentro de la disciplina. Por eso se ve a padres con hijos, mayores y adolescentes atentos a un sonido penetrante que hace mover pies, cabeza y manos. Quizás el secreto de este festival es que no deja a quien asiste indiferente. Crea una corriente que genera el gusanillo por el gusto para la música en directo, al aire libre. Inspira con un ritmo simple, fácil de seguir y bailable. Como símbolo, la liebre que corona la torre de su iglesia, delante de la que se actúa. B.B. King decía que el arte es sobre todo un estado del alma y en Villamañán este fin de semana se desplegará mucho arte.
