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Un paseo entre viñedos

Una mancha verde se extiende en medio del impresionante secano de León. Un pago privilegiado donde crecen las vides y madura un vino con la DO de un lugar único, Tierra de León. A un paso de la ciudad, un paseo privilegiado entre viñedos. Es La Finca. Viñedo y bodega, el pago de Vile que se abre ahora al enoturismo.

Buggys recorriendo los viñedos de La Finca de Vile.

León

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Dicen que en el suelo más antiguo de la Tierra de León, la naturaleza dejó crecer las vides para transformar su jugo en el néctar con que los hombres celebran la vida, consagran la felicidad y se acercan a Dios. Ahí, en ese lugar elegido, dan sus frutos delicadas cepas que cuentan la historia de siglos, una forma de vida santificada al vino.

Trazaron los hombres a escuadra líneas en el suelo y prendió la riqueza del vino del sur de León. Por esos caminos entre vides se pasea ahora en pequeños vehículos para no despertar a las viñas de su sueño y dejar que el vino madure en paz en las cubas.

Es La Finca, a un paso de León, el pago en el que Vile, las Bodegas Vinos de León, cultivan sus vinos de Denominación de Origen que ahora ha transformado en una experiencia en enoturismo. Lo hace medio siglo después de que un grupo de elaboradores locales decidieran recuperar la abandonada variedad prieto picudo en su feudo del sureste de las tierras de León y devolvieran la nobleza a este vino. Cincuenta años después, la aventura prosigue.

En Fresnellino del Monte, a tres kilómetros de Valdevimbre, Vile compró La Finca. El mismo año en que se crea la DO Tierra de León. Un pago con viñedo y bodega. Doscientas hectáreas de naturaleza privilegiada. 54 hectáreas de viñedos de Prieto Picudo, Tempranillo, Albarín y Verdejo. 120.000 plantas alineadas en la tierra que tejen un paisaje de impresionante belleza.

Dicen que los hombres cultivaron las vides para arraigarse a la tierra, santificar las fiestas y vivir en paz desde la edad del bronce, en Oriente Próximo, Sumeria y el Antiguo Egipto, que hicieron del vino y el pan cultura, que no se concibe la civilización sin ellos en la mesa, que son el hombre mismo en esencia.

Ninguna raíz más fuerte para quedarse en la tierra que la cepa, ninguna sombra más profunda que la de una parra. Si uno acude a La Finca sin prisas, encontrará el sosiego de una forma de vida antigua en la que el silencio se extiende por el aire. Es lo que ofrece la experiencia de enoturismo que estrena Vile. Andar entre las viñas a pie o recorrer sus caminos en buggy, catar un vino de DO, degustar los buenos quesos de León y el sabroso embutido de la tierra en una terraza con vistas o detenerse a disfrutar de las viandas de una cesta en medio de un encinar. Y sumergirse en el viaje que hace una uva desde la cepa hasta la bodega, desde su llegada a la tolva, el despalillado y estrujado, su entrada en los depósitos de acero inoxidable, el prensado y su crianza en barricas y toneles de madera. Una manera de conocer la pasión del mundo del vino en una finca de labor, donde se vendimia o, en un par de meses, se hace la poda en verde.

Verde. El color que ha transformado La Finca, una inmensa mancha en mitad del secano leonés. Tierra divina, el lugar donde dar un paseo entre viñedos.

El pago Vile-La Finca, en Fresnellino del Monte, a 3 km de Valdevimbre, una extensión de 200 hectáreas donde se cultivan las variedades de Prieto Picudo, Tempranillo, Albarín y Verdejo de la DO Tierra de León y donde ahora se puede hacer enoturismo recorriendo los viñedos en buggy y degustando después vino, quesos y embutidos en la terraza o en un pícnic en su encinar. Hay tres planes: 'Tapeo y paseo', 'Buggy y cata' y 'Pícnic'. 987692945 www.bodegasvinosdeleon.es/lafinca   lafinca@bodegasvinosdeleon.es

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