De viaje a
Valdefuentes del páramo
Destacan la iglesia, el parque, su completo polideportivo o el frontón, uno de esos símbolos perennes en infinidad de pueblos que cada año de vida que cumplen se acercan más a pieza de museo etnográfico Pasear este pequeño municipio es admirar parte de su historia, con la presa cerrajera como fiel recuerdo de que no siempre todo está perdido, aunque lo parezca
L lanos, como no podía ser de otra manera, son los caminos que conducen y cruzan sin rumbo aparante los dominios del municipio de Valdefuentes del Páramo, donde apenas conviven ya cerca de 200 vecinos, con permiso eso sí, de una etapa estival que repuebla la zona con nuevos sones aunque sea por poco más que un trimestre. Azares completa la ecuación de este singular paraje marcado por el maíz, la agricultura y las empresas del sector que se extienden a derecha e izquierda. Pasearlo de cabo a rabo no le llevará mucho tiempo al visitante, pero sí el suficiente como para contemplar su iglesia, el parque, su completo polideportivo o el frontón, uno de esos símbolos perennes en infinidad de pueblos leoneses que cada año de vida que cumplen se acercan más a pieza de museo etnográfico, que por cierto aquí hay uno muy interesante.
Como ya conté no hace mucho, Valdefuentes regresaba del letargo hace años gracias, en parte, a la conocida como presa Cerrajera, que cruza el pueblo regando todos los cultivos. A lo largo de un kilómetro, la presa empedrada deja una bella estampa y aunque no está acondicionada del todo, puede pasearse. Junto a esta localidad descansa Azares del Páramo, poblaciones unidas por una senda especialmente diseñada para recorrerse a pie o en bicicleta. Allí echan raíces una iglesia mozárabe y los restos de una ermita que bien merecen una visita sosegada.
El municipio se encuentra a sólo 40 kilómetros de la capital leonesa, siempre bien comunicado y dispuesto a conquistar al turista con sus paisajes, su cultura y algunas tradiciones ancestrales que hasta el vecino más joven lleva en las venas. Dos son las fiestas importantes en esta localidad paramesa. El 24 de junio, donde celebra la festividad de San Juan Bautista como otros tantos pueblos del país y el 27 de diciembre en honor de San Juan Evangelista. Azares, por su parte, celebra en mayo La Ascensión y San Isidro Labrador. Mención aparte merece la iglesia parroquial de Valdefuentes, que fue levantada en en año 1675 y restaurada a finales de la década de los 90. Sus arcos y retablos, sobre todo el principal, son pequeñas joyas dignas de contemplarse.
Valdefuentes sorprende, regala tranquilidad y se niega a perecer gracias al duro trabajo en el campo.