De viaje a
La bañeza
El Viernes Tranquilo empieza a impacientarse y el Sábado echa Chispas de alegría en el Teatro. El espectáculo se adueña de la calle y la Bruja espera la Noche. Los disfraces vuelven a salir el domingo y los niños son protagonistas el lunes, víspera del gran desfile de Carnaval que corona la Musa
Es ‘C’ de carroza, ‘A’, de antruejo. Es ‘R’ de (calle) del Reloj y ‘N’, de naturalidad. Es ‘A’ de aventura, es ‘V’ de vivencias (desde la cuna, en muchos casos), es ‘A’ de afición y es ‘L’, por supuesto, de La Bañeza. En definitiva es Carnaval, pero no uno cualquiera, uno de los mejores de España o sino que se lo digan a todos esos que desde la primera puntada hasta la última mantienen viva la ilusión de hacer suya la fiesta.
Seguro que muchos se sienten identificados y otros tantos están deseando que el reloj acelere las horas para acercar el pistoletazo de salida. El Viernes Tranquilo ya está impaciente, y el Viabirras apura los tragos. La cuenta atrás ha comenzado...
Carnaval y La Bañeza son un binomio indisoluble. El sábado de teatro echa chispas, pero de alegría, y la Musa ya espera su corona. Es la noche solemne de la fiesta, y este año El Langui será el pregonero. ¿Se atreverá con un rap para el carnaval de la ciudad?.
Antes de la solemnidad, el centro de la ciudad se convertirá en un escenario monumental, donde la imaginación se los lleva de calle. Nada está previsto y en la mañana del sábado lo más genuino de la fiesta se adueñará de La Bañeza. Hippies que se confundirán con Elvis, mexicanos que convivirán con Trump, vikingos, cantantes... es la esencia misma del sentir carnavalero. Ese que hace única la mascarada bañezana.
Recuerden que deben tener los ojos bien abiertos porque en esta fiesta nada es lo que parece. Abajo los prejuicios y arriba la imaginación. Un principio que debería imperar siempre, ¿no?.
Noche bruja y buena fiesta. Es la noche más loca del carnaval. La madrugada del lunes los disfraces se alían con la luna para no dejar de aprovechar el momento. La plaza Mayor y el centro de la ciudad vuelven a ser el epicentro de la diversión con el propósito de que la esencia bañezana no pierda protagonismo.
Antes, el domingo, los disfraces del año pasado tendrán una segunda oportunidad y volverán a lucirse en el primero de lo desfiles organizados del programa. Charangas, carrozas y música para animar la tarde y prender la mecha a la mejor fiesta de la ciudad y, por qué no, de la provincia.
Volviendo al lunes no hay que olvidar que ellos, los más pequeños, son quieren aseguraran el futuro a la celebración. Caras de ilusión, colorido y ganas de pasarlo bien. Muchos son en La Bañeza los que han disfrutado carnavaleando casi casi desde sus primeros días de vida. El lunes es síntoma de buena salud carnavalera. Previo a que la Bruja salga, los niños protagonizarán el desfile por la tarde. Ellos son la cantera de Don Carnal
Además, queda el martes, el día grande. La tarde en que la Musa protagoniza el desfile desde la carroza más alta. La tarde en que todo el esfuerzo y las ganas de todo un año vuelven a lucirse. Es la tarde del desfile. Es inspiración y música. Es imaginación y sonrisa. Es colorido, cantera y veteranía. En definitiva es toda una ciudad volcada.
La Bañeza, ya se sabe, hubiera inventado la fiesta si no existiera... la mantiene viva, la mejora y la siente. Esa es su verdadera receta del éxito, son los propios ciudadanos quien la hacen. Don carnal es un empadronado más. Y como un bañezano más, pues eso, ¡Qué viva el Carnaval!.