un valle de sensaciones

E l fin traumático de la actividad minera en el valle de Sabero trajo al menos algo positivo, el descubrimiento de un lugar con un potencial turístico extraordinario, oculto durante más de un siglo por el devenir industrial y que desvió la atención del resto de riquezas que esta zona encerraba.

El profesor de la ULE Javier Revilla, experto en patrimonio industrial, insiste en la necesidad de que se tome en serio la propuesta de declarar el valle Patrimonio de la Humanidad, pues en pocos lugares del mundo el visitante se puede encontrar con una colonia industrial siderúrgica de mediados del siglo XIX conservada en excelentes condiciones, con buena parte de sus instalaciones recuperadas e incluso con las viviendas originales que ocuparon los trabajadores.

Entrar en la impresionante nave de forja y laminación de la Ferrería de San Blas, hoy sede del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, supone para el visitante dar un salto en el tiempo, volver al año 1846 y descubrir cómo se trabajaba bajo esos arcos neogóticos en una industria pionera en la época. Un lugar único y ciertamente mágico al que muchos llaman la ‘Catedral del Hierro’.

El museo ha ido creciendo a lo largo de sus diez años de vida, con nuevas propuestas expositivas y sobretodo con una intensa y variada actividad cultural que es un complemento ideal para aquellos turistas que deciden prolongar su estancia en el valle varios días.

Y si el interior del museo sorprende al visitante, no lo hace menos todo el entorno industrial y minero que lo rodea. Las marcas de esa actividad salpican todo el valle en forma de castilletes, bocaminas, lavaderos y sobretodo de una variedad de viviendas mineras de diferentes épocas y estilos que constituyen en sí mismas una ruta arquitectónica para ocupar buena parte de la jornada.

Un gran acierto de estos últimos años ha sido poner en valor el patrimonio natural del municipio, a través de rutas de senderismo homologadas y señalizadas que facilitan al turista su recorrido de una forma sencilla y guiada.

Destaca la denominada Ruta de las Minas», que partiendo del museo recorre de forma circular nueve kilómetros por las sendas usadas por los trabajadores para llegar a las minas y en la que se han restaurado algunas de aquellas viejas instalaciones. Junto a ella se puede citar también la Ruta de los Miradores, que permite en un recorrido ameno disfrutar de las impresionantes vistas de la montaña oriental desde los miradores creados en su itinerario.

El valle escondía hasta hace unos años un tesoro geológico, que la casualidad hizo aflorar y que hoy es otro de los atractivos turísticos del municipio, la Cueva de Valdelajo. Aunque pequeña, la variedad de formas geológicas que encierra la hace única y por eso el Ayuntamiento ha realizado una importante inversión para conservarla y que pueda ser visitada por el turista.

Y otra gran apuesta turística ha sido el Canal de Aguas Bravas, creado en el río Esla, bajo la sombra del llamativo puente colgante de Alejico. De nuevo la desgracia que supuso el cierre de la presa de Riaño, con el fin de la extraordinaria zona de baño que siempre tuvo la ribera del Esla a su paso por Sabero, trajo algo bueno, unas aguas bravas que atraen cada año pruebas de nivel autonómico y nacional y que están posicionando al canal de Sabero como referente en este deporte. Para los no profesionales varias empresas ofrecen la posibilidad de descender en balsas neumáticas este bravo tramo de río desde Crémenes hasta Alejico.

Francisco García, alcalde popular, siempre ha tenido claro que en el Valle tenía que conformarse una red de puntos o iniciativas que completasen la oferta turística para que los visitantes puedan disfrutar de, al menos, un día entero el municipio. Así, puso en marcha una red de rutas de senderismo que estuviesen homologadas por la Federación Regional de Senderismo. La primera fue, como no podía ser de otra manera, la Ruta de las Minas. Con un recorrido de 9 km que sale y finaliza en el Museo, pasando por parajes espectaculares y por explotaciones mineras de la cuenca hasta llegar al Canal de Aguas Bravas y la pequeña localidad de Alejico, con siete habitantes y conocido como el Benjamín del Esla. Está ruta ha sido recorrida, en sus pocos años de funcionamiento, por miles de senderistas.

Ante el éxito de la Ruta las Minas, el Ayuntamiento puso en marcha nuevos recorridos fijándose en las explotaciones mineras de Vegamediana y creando la Ruta de los Miradores, conformada por cuatro: Mirador de El Castro, Vegamediana, Vegabarrio y Retorno. Recientemente se ha sumado el mirador de La Torreta, en Olleros de Sabero, y La Cruz en Sahelices de Sabero, configurando una red de senderismo completa que el turista valora positivamente. La información de estas rutas se puede obtener el Museo y Ayuntamiento.

El visitante que llega al Valle de Sabero, además de poder contemplar numerosos paisajes y hayedos espectaculares, disfrutará de otras actividades o iniciativas. Este año se celebra el veinticinco aniversario de la marcha ciclista de BTT por esos paisajes y rutas, que la han convertido en un referente, al que acuden el primer fin de semana de junio cientos de ciclistas de todos los rincones de León. Está diseñada en dos sectores, con más o menos dificultad y recorrido.

La visita puede centrarse también en las actividades culturales y sociales. Cuenta el Valle con una de las semanas culturales más prestigiosas de la provincia, que se celebra en la localidad de Olleros de Sabero en el mes de mayo y con más de doscientas actividades que lleva a cabo el Museo de la Siderurgia y la Minería, que se ha convertido en estos diez años de funcionamiento en el gran atractivo cultural, turístico y social de la comunidad.

No para ahí la iniciativa municipal que quiere complementar la oferta con los recursos naturales y excelentes del Valle. Cuenta el municipio con tres montañas naturales para la práctica de escalada, una en Olleros de Sabero, otra en Alejico y otra en Sabero, que se utilizan todo el año y, principalmente, por los miembros del GREIM de Sabero.

Esta oferta turística ha propiciado que en los últimos años el valle se haya ido dotando de los servicios complementarios necesarios, como restaurantes, casas rurales, un albergue y un hotel. En definitiva, una visita obligada.