Tentación en estado puro
León no sería lo mismo sin el inconfundible sabor de Chocolates Santocildes, una fábrica artesanal, que mantiene el proceso manual y que hace innegable la calidad de un producto que siempre reporta alegrías a quien se lo toma. A la taza o en una onza, con frutos rojos, blanco o de tres sabores para los más golosos. En chocolatina o solubles. Santocildes tiene de todo y para todos. Y lo mejor, que puede encontrarse en un sinfín de establecimientos sin que pierda un ápice de calidad. Desde Castrocontrigo al mundo en el sentido más literal.
S on seña de identidad de una comarca. Una aventura que no cesa y crece al calor de un producto de calidad que guarda una elaboración artesanal como pocos. Desde Castrocon trigo, Chocolates Santocildes llega a todos los rincones. Una fábrica y una saga familiar con tanta solera que ya son centenarios. Un camino que sigue al pie del cañón y que ahora capitanean Fernando, que ha expandido la marca Santocildes, Juan, que es el maestro chocolatero, y Yolanda, que regenta la cafetería de Castrocontrigo. La cuarta generación llega pisando fuerte y todos comparten la idea de adaptarse a los tiempos sin olvidarse de esa esencia de la que impregnó el abuelo, David Gónzalez Pombar, la elaboración de chocolate artesanal a orillas del río Er ia.
Todo se mantiene intacto. Un todo que lejos de perder fuelle ha ido evolucionando con un mercado cada vez más exigente y que demanda nuevos sabores. Chocolates Santocildes — que debe su nombre al general que defendió a Astorga frente a los franceses— mantiene la técnica y el mimo artesanal en todo el proceso. El haba de caco cruda se sigue comprando a los países tropicales y, principalmente, productores como Gana, Santo Tomé o Ecuador. En su obrador de Castrocontrigo la tuestan con mimo y después la pelan para pasar al molino.
Cruzar el umbral de la puerta transmite una sensación dulce y laboriosa. Una tarea meticulosa y cuidada. Un viaje lleno de cariño para un trabajo bonito que siempre saca una sonrisa a quien degusta el resultado final.
En el molino solo empieza el proceso, de ahí pasa a una venteadora donde se descascarilla y después al galé, una máquina que revolucionó la industria chocolatera y que en la fábrica de Santocildes sigue como el primer día. Aquí el cacao líquido se mezcla con agua y harina formando un todo gracias a unas enormes piedras de granito. Después pasa a la pesadora donde se le quita el aire y se divide en piezas. En la fábrica se ha ido incorporando maquinara artesanal de precisión para no restar ni un ápice de calidad al producto. Todo es 100% manual. Y eso se nota en el sabor.
Se trata de un proceso minucioso, guiado por los maestros chocolateros, que no ha cambiado en 102 años. Otras muchas cosas se han trasformado en estas primaveras, pero la calidad y el trabajo artesanal siguen siendo señas de identidad de la fábrica, que heredó el trabajo del abuelo David González Pombar y que lo ha colocado a la bandera de un producto señero en la comarca vecina a Astorga, donde tanto el clero como los arrieros contribuyeron a su expansión. Y de esto saben muchos las nuevas generaciones al frente de la fábrica. Nada se hubiera logrado sin las personas que estuvieron antes, pero sería imposible encarar el futuro sin los que ahora se dejan la piel para que Chocolates Santocildes siga presente en cientos de establecimientos con decenas de referencias. Un testigo que recogerán las nuevas generaciones para seguir impulsando la empresa.
Santocildes se ha adherido a la Capitalidad Gastronómica que ostenta León y, siempre, siempre, tienen ese sorbo dulce que puede animar el verano y que reconforta en las frías tardes del invierno. Desde su cafetería en el pueblo de Castrocontrigo enarbolan la bandera de lo tradicional y los productos de calidad. Es el chocolate a la taza, inconfundible en su sabor, uno de sus productos estrellas, pero para nada se quedan solo ahí. En esta evolución de 102 años han sabido incorporar nuevos sabores para maridarlos con el siempre apetecible sabor del cacao. Onzas y onzas llenas de historias y nuevas aventuras.
Santocildes cuenta con una amplia gama de productos, desde el chocolate negro 100% cacao, al chocolate a la taza, chocolate negro con naranja 75% de cacao, con leche y almendras, chocolate blanco o cacao en polvo soluble. También hay chocolates sin azúcar y chocolatinas para un mordisco siempre suculento.
Entre sus chocolates especiales destaca el que marida su sabor con frutos rojos, el chocolate tres sabores, para los más golosos, o el chocolate con miel 80%. Llevan ya más de un siglo, pero el espíritu se mantiene como el primer día.