Diario de León

LUGARES FIGURADOS | LUIS CARNICERO, arquitecto y poeta

Instante espiral: estancia infinita

LUIS CARNICERO

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Viento, luces del alba, doradas choperas… Desde Nistal, por Barrientos y Carral, llegaste a Castrillo de las Piedras, a la Finca del Monte donde se alzó Villa Odila, la que fuera Felicidad-morada de la familia Panero. Restos de noche-lluvia y dos fotocopias desvaídas, junto al vuelo-escultura que eleva al Leopoldo-Poeta, vertían pasado-tristeza en las copas broncíneas del encinar donde el Leopoldo-hombre escanció su vida y su alma sintiendo ‘El peso del mundo’.

Siguiendo al Poeta y al Hombre fuiste a Valderrey y a Riego, en la Vega, para recorrer los pueblos de la ‘humilde Sequeda’: piedra y campanas, tapial y retama, huertos y surcos perdidos, fuentes y hornos, portalinas calladas hoy sin palomas. Y volviste al Teso Grande -Teso Mesón; nombres del agua- horizonte-montaña al que, desde Valdespino, Santiagomillas, o Destriana, de vez en cuando asciendes para avistar las tierras de tu Memoria.

Transcribían las cumbres el hipo del cielo: Naturaleza aparentemente dormida; vallinas de arcilla ablandada; encinas-bellota ansiando girar; cascajales construyendo cuencos-esferas; mustios sardones queriendo ser copas; árboles-guía; robles entre sienas fingiendo cenizas; ramas desfallecidas de verdes… y hojas —de morados henchidas—prometiéndole a la zahorra primaveras-aroma.

Allí contemplas tu vida: espirales-instantes; corazón entre rocas, vacíos de estancia infinita que se abren y cierran; sinfonías de manchas-colores, casas-lejanía… Ah, Amor, tierras de cauces, de acequias, de arroyos, del Eria, del Duerna, del Jamuz, del Peces, del Turienzo, del Tuerto. Tierras maragatas y bañezanas unidas por el espejo del Monte Sagrado. Tierras que hollaron las ruedas de un carro que aún suena, cargado de gozo, frescor y pellejos de vino, que lleva tu infancia, y que conduce tu abuelo, dormido.

A ese lugar, que miden animales escondidos y aves huidas, se llega —lo sabes— con mapas de versos. En ese lugar, alimento de músicas, hay días-misterio en que Teleno se asoma mostrando entre sabanas-niebla ojos que lo contemplaron, y ‘manos de Dios’, con nubes que se celan de nieves primeras. En ese lugar, donde renaces a la ternura,? sueñas respirar la última Luz.

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