Mensaje en la botella
Viñedo histórico, cultura vitícola, tradición vinícola, el mejor criterio enológico y medios técnicos de vanguardia. Estévez ha construido su proyecto vitivinícola no sólo sobre los pilares de la racionalidad, la sensatez y la responsabilidad, sino también en un tiempo récord.
C uando un día tuvo que seguir el camino familiar de la emigración, en su caso a México, Helios Estévez se prometió a sí mismo que regresaría al Bierzo «para darle todo lo que me dio». Hijo ilustre por el que Valtuille de Abajo tiene una especial predilección —un sentimiento generosamente correspondido por su parte—, empresario de éxito al otro lado del Atlántico y con enormes inquietudes culturales y por el conocimiento histórico y una desbordada pasión por la poesía, Helios siempre vivió allí para lo que dejó aquí: sus raíces, la nostalgia, el pueblo y sus vecinos, la familia... y, por supuesto, para la viña que él mismo plantó, injertó, podó y vendimió, porque el vino era entonces no un modo de vida, sino la manera de vivir. De sobrevivir. En una interpretación actual de la actividad, que sobre todo es responsabilidad social —la de generar empleo y riqueza—, generosidad —compartirla con su gente— y la máxima calidad como objetivo, enraíza el proyecto enológico que ha construido, consolidado y prestigiado en apenas cuatro años y cuyo resultado es no sólo vino, sino vinos —cinco ya en el mercado y otros cinco por venir— hechos versos, como las cepas dibujadas con mensaje escrito —caligrama— que dan contenido literario a su renovada imagen y son motivo para la reflexión.
Un mencía joven de 2015 fue el primer vino al que la bodega puso etiqueta, pero de esa añada ya se elaboraron también los que a la referencia comercial de Versos (de Vatuille ) añadirían las menciones de Cepas Centenarias y 15 Meses Barrica para acreditar el origen y un nivel superior de elaboración y calidad. De la vendimia 2016 nació el primer godello y de la 2017, el primer rosado, una exquisitez de edición limitada y elevado coste surgida del sangrado voluntario de la uva y básicamente destinada al mercado estadounidense. Además de un coupage especial de distintas viñas para un tinto exclusivo para clientes muy especiales de México, la bodega se emplea ahora en la elaboración de cuatro vinos de paraje —Villegas, Casares, El Contao y Cova de la Raposa—, de menos de mil botellas en cada caso, que permanecerán alrededor de dieciséis meses en barrica antes que su aparición en el mercado. Son referencias legendarias de escenarios vitícolas idílicos que, en la línea marcada por el consejo regulador, buscan la expresión más sincera, singular y diferenciadora de la diversidad y la incomparable riqueza del viñedo histórico de Valtuille de Abajo y de esas cepas que devuelven vida —y poesía— a quien un día, ya lejano, se la dio.