...Y Parker tomó nota
Nunca los vinos de Albarín y Prieto Picudo habían apuntado tan alto en su consideración internacional. Lo hacen de la mano de Margón, la bode-ga enológicamente más avanzada. de la Denominación de Origen León.
Cinco vinos entre 92 y 93+ sobre 100 y uno más con 90 puntos. El prestigioso portal especializado The Wine Advocate, dirigido por el crítico estadounidense Robert Parker y sin duda alguna la publicación más influyente a nivel internacional en relación con el vino, acaba de elevar las referencias comerciales de Margón a niveles de puntuación jamás alcanzados por elaboraciones de la Denominación de Origen León. Eso supone, por supuesto, un hito para la bodega de Pajares de los Oteros, pero también para los vinos de las variedades Albarín y Prieto Picudo acogidas al consejo regulador, que además ha colocado un séptimo vino, ajeno a esta bodega, en ese elitista margen de puntuación.
Luis Gutiérrez, catador de esa publicación para España e irredento devoto de la desbordante creatividad enológica de Raúl Pérez, responsable técnico de la bodega, concedió 92 puntos al Pricum Albarín Barrica 2016 , de la variedad blanca; 90 al Pricum Prieto Picudo , crianza de la añada 2013; 92 al Pricum Valdemuz 2013; 92+ al Pricum El Voluntario 2013; 93 al Pricum Finca La Milana 2015 y 93+ al Pricum Paraje de El Santo 2013 , todos ellos elaborados con la vinífera autóctona tinta. Al margen del espaldarazo internacional que en particular suponen para la bodega, es evidente que a nivel general esas calificaciones vienen a demostrar el extraordinario potencial de las uvas Albarín y Prieto Picudo, referencias varietales para la Denominación de Origen León, su todavía inexplorada aptitud para el envejecimiento y la elaboración de vinos de guarda y el enorme avance cualitativo en el aspecto enológico en una zona en la que, paradójicamente, el 70% de la producción es rosado.
Pérez Pereira, autor de todos esos Pricum y de otros vinos con sello propio en la zona de producción, apela a «la importancia del valor histórico y de su tradición vitivinícola, con referencias ya en los siglos X y XI» y a la «diversidad edafológica, climatológica y de perfiles de suelo» como elementos cualitativos determinantes y condiciones excepcionales para el cultivo de la vid. El dos veces considerado mejor enólogo del mundo defiende la Prieto Picudo como «variedad única que reúne unas características excepcionales, perfecta para la vinificación por sus parámetros de acidez y con un ph realmente impresionante». Cree, además, que en el caso de los tintos alcanza su mejor expresión «con crianzas de cuatro o cinco años», produciendo vinos que «podrán beberse dentro de cuarenta o cincuenta». Pero destaca sobre todo su valor ambivalente, también para elaborar rosados de consumo inmediato. Y de la Albarín, su «marcada identidad, la buena acidez y un perfil aromático muy peculiar».