Entre lo histórico y lo literario
Poner en valor su patrimonio cultural, etnográfico y paisajístico. Ese es el principal motivo que ha llevado a la Junta Vecinal de Murias de Ponjos a dar vida a la senda del Cuartín de los Moros, nueva ruta de alrededor de 14,4 kilómetros —ida y vuelta— que conduce hacia una antigua mina de oro «explotada por romanos hace dos mil años», como recuerda el alcalde pedáneo de la localidad, Roberto Melcón. «Era una pena tener ahí ese tesoro sin que nadie pudiera acceder de forma sencilla», puntualiza.
Toma el nombre de Cuartín de los Moros «porque fueron los musulmanes los últimos que hicieron labores mineras extrayendo el precioso metal de la capa de cuarcita y cuarzo que llega a aflorar en la corteza terrestre de ese enclave. Hay incluso en la tradición oral cuentos y leyendas que hablan de una familia de moros que vivió de forma permanente allí dedicándose a la explotación la mina y subsistiendo con cría de animales domésticos».
Y es que la ruta —de cuya señalización y puesta en valor se ha encargado la empresa Betula Ingeniería en colaboración con el Ayuntamiento— tiene la peculiaridad de ser literaria —la primera de estas características que se ejecuta en Omaña— incorporando frases de poetas, escritores e historiadores en todos y cada uno de los carteles explicativos que se extienden a lo largo y ancho del recorrido. Plinio El Viejo, Carlo Magno, San Juan de La Cruz, Miguel Hernández, Martín Luther King o Amancio Prada dejan su particular huella.
El recorrido parte de Murias de Ponjos —a donde también regresa— atravesando bosques de ribera, robledales y repoblaciones de pinos. «Comienza con un descansado y agradable paseo por la margen izquierda del arroyo Valdesamario, por lo que era el camino de servidumbre para las labores de pastoreo, pasando por un estanque de agua artificial ya que es un transvase para el embalse de Villameca. Después llegamos a un tramo de pronunciada cuesta hasta llegar a su máxima cota en el cueto de La Mallada, desde la que tenemos un dominio visual de gran amplitud. En el último tramo ya se va sin dificultad por lo alto de esa sierra hasta el punto final que es la mina de oro romana, donde se encuentra la detallada explicación ofrecida por Alipio García de Celis —profesor de geografía en la Universidad de Valladolid— al cual le debemos un agradecimiento especial. De esta forma los senderistas pueden interpretar in situ las características que en pretéritas fechas tuvo la explotación aurífera: Método de explotación/extracción del oro y los elementos principales que constituían esta mina de oro romana a cielo abierto», puntualiza el regidor.
«El oro que se extrajo en la mina era primario, es decir, las laminillas de oro formadas en el momento de la cristalización de la veta de cuarzo, cuando este material fue inyectado, fundido, a altísima presión y temperatura, en las rocas hace millones de años».
Para los amantes del senderismo y la montaña no hay mes, estación o condición climatológica que pueda poner barreras a disfrutar de su deporte favorito porque cada día tiene algo que lo hace especial y diferente al anterior aunque la ubicación sea exactamente la misma, pero el mes de mayo puede que sea el más agradable por la explosión de floración y los aromas de gran parte de las especies vegetales que se pueden encontrar en el trayecto.
Mención aparte merece su gran riqueza en biodiversidad. «Incluye especies vegetales endémicas como la Echinospartum Ibericum, variedad de grandes y pequeños mamíferos, aves rapaces que solamente viven en los rincones más apartados lejos de ruidos y contaminaciones. También es una zona que constituye uno de los últimos reductos del urogallo cantábrico».
Como una de las grandes curiosidades que esconde la senda, en el recorrido se puede observar ‘El Zoquete’, roca antropomorfa que la tradición oral cuenta que asustaba a los niños pequeños cuando se dirigían al hermoso paisaje de Los Pinillones.
Aprovechando la visita a la localidad, los aventureros podrán visitar también la Casa Forno, recientemente restaurada por la Junta Vecinal con la ayuda de subvenciones del Instituto Leonés de Cultura y el Plan de Juntas Vecinales de 2017-2018 de la Diputación. «Tiene uno de los hornos comunales de mayor tamaño y mejor conservado de la provincia de León», finaliza el alcalde.