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La ruta de la semana

El paraíso, en Oseja de Sajambre

En la fuente del Infierno se abre la puerta del paraíso. El nacimiento del Sella, que taja desde hace siglos el desfiladero de Los Beyos, define un valle al que abisman los hayedos y robledales que tamizan las laderas del Pontón y las cumbres de los Picos de Europa. En el medio, la Pica Ten, emblema sajambriego, alza su mirador panorámico al que acera la nueva ruta acondicionada para el turismo familiar

El mirador de Pica Ten, espectacular, sobre un mar de nubes. FERNANDO OTERO

León

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Al paraíso se llega desde la fuente del Infierno. El camino lo conocen en Oseja de Sajambre , donde el nacimiento del Sella sirve de coartada para que la costumbre del agua taje un desfiladero que desafía a la ortografía para nominarse de Los Beyos, sin mentir, y los Picos de Europa se abisman en el fondo de un valle circular invitado a redefinir el edén . No hay literatura en la cita. Lo saben quienes han subido al trono de la Pica Ten , erigida en mitad de la vaguada, desde la que se contempla la visión panorámica del cordal que deslinda la tierra del cielo.

La invitación para disfrutar de uno de los miradores más impresionantes de León la incentiva la ruta recién acondicionada por el Ayuntamiento de Oseja de Sajambre , en colaboración con la Junta y el Parque Nacional de Picos de Europa. El empeño hace accesibles los 1.222 metros de la pirámide de cuarcita colocada de manera estratégica en mitad del valle sajambriego para asombrar a los vigías. Los carteles informativos, las mesas y bancos colocadas en el itinerario para reposar, los quitamiedos y las protecciones colocadas en la senda alientan el disfrute del paisaje para el turismo familiar .

Aunque con la precaución necesaria para no perder la atención de los más pequeños, el recorrido de cerca de un kilómetro de ascensión, con un desnivel acumulado de 250 metros, permite saldar la ida y vuelta en apenas una hora sin necesidad de mucha preparación física.

Oseja de Sajambre, cubierto por las nubes. FERNANDO OTERO

Aunque será más por el tiempo que se tome el viajero en contener el aliento ante el paisaje que se le abre a su paso desde que pose el pie en Los Trabanzos . El aparcamiento, habilitado a poco más de 6 kilómetros de Oseja en dirección al Pontón, junto a la N-625, concede origen al itinerario, aunque con la posibilidad para quienes quieran ampliarlo de aprovechar la Senda del Arcediano desde el pueblo o el puerto. Este grupo de invernales y prados de siega ganados al bosque da pie a la vereda por la que encontrar la silueta de Pica Ten, después de salvar el collado de La Tolena, cuajado de acebos en los que se ceba la abundante fauna que puebla el valle.

Uno de los indicadores colocados en la ruta acondicionada para hacer más asequible la subida. F. OTERO

El camino se embosca, entre hayas y robles , por la raya que describe la cresta de una pequeña loma. La fronda se abre en un claro desde el que avista la trocha que permite ganar el último tramo de la ascensión. Con la atención afinada, el viajero deberá rodear por la derecha una peña para hallar la pequeña canal que conduce a la cumbre . El hito se distribuye en dos cimas: una primera desde la que se abre el mirador asomado a todo el valle y una segunda, en la que se iza una cruz forjada con dos tramos de raíles del tren, desde la que se corona la Pica Ten con su vasto dominio de la contorna sajambriega.

El escaparate se ofrece inmenso a cada punto cardinal que se oriente la vista: los robledales y hayedos que tamizan las laderas del Pontón, salpicadas de berrundes ganados al monte para el pasto; el perfil del desfiladero de Los Beyos abierto por el Sella entre las entrañas calizas de peña Niajo; la sierra de Cerezaledo; la cohorte de cumbres que encastillan el valle de Sajambre, como Pozúa, la sierra Jian, el monte Porricayo y las peñas Prieta, Negra, Mora y Loto... Todo un catálogo medioambiental y paisajístico abierto desde la mirilla de la Pica Ten.

La cruz con raíles del ferrocarril, que corona la cima desde la que se divisa todo el valle. FERNANDO OTERO

Después de la contemplación, la bajada merece reposo . La oferta de Oseja de Sajambre ofrece restaurantes, hoteles y casas rurales en las que alargar dos o tres días la visita para atender a la llamada del centro de interpretación de La Fonseya, de las escuelas de Soto de Sajambre abiertas como museo, y, si se atreven, del emblemático refugio de Vegabaño. El paraíso está aquí al lado.