Diario de León

De viaje a

Belleza, tranquilidad e historia en Urdiales del Páramo

 Bosque de Ninfas, situado en la autovía León-Burgos, cerca de Sahagún, en pleno Camino de Santiago. ACACIO     

Algunos rincones del municipio de Urdiales del Páramo, que componen la localidad del mismo nombre, Mansilla y Villarrín del Páramo. El paisaje es característico del Páramo leonés y la agricultura es sin duda su motor económico desde tiempos inmemoriales. Sus iglesias o la torre de Barrio de Urdiales, son en gran medida sus más relevantes atractivos culturales de un municipio con pasado, presente y futuro que abre sus puertas al visitante para que este pueda apreciar la esencia de una tierra acogedora y que mantiene sus tradiciones.

Algunos rincones del municipio de Urdiales del Páramo, que componen la localidad del mismo nombre, Mansilla y Villarrín del Páramo. El paisaje es característico del Páramo leonés y la agricultura es sin duda su motor económico desde tiempos inmemoriales. Sus iglesias o la torre de Barrio de Urdiales, son en gran medida sus más relevantes atractivos culturales de un municipio con pasado, presente y futuro que abre sus puertas al visitante para que este pueda apreciar la esencia de una tierra acogedora y que mantiene sus tradiciones.

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Con el legado de los Condes de Luna de cuyo Señorío formaba parte, Urdiales del Páramo ofrece una estampa propia y cincelada a lo largo de los siglos en los que a la belleza del paisaje se une el patrimonio arquitectónico y la esencia de una tierra como la paramesa marcada por la agricultura y la ganadería. La torre de Barrio, vestigio que se eleva al cielo de la localidad y que recuerda lo que en su día fue una iglesia hasta con casona y cementerio aparece como una de esas joyas que da identidad a una población típica del Páramo leonés que cuenta con un censo en la actualidad cercano al medio millar de habitantes. Al igual que en toda la comarca, el paisaje es casi igual y los maíces son parte fundamental de una tierra dedicada desde siempre a la agricultura y ganadería, aunque también cuenta con cultivos como las alubias o la remolacha, entre otros. Una forma de vida que junto a la ganadería han supuesto el motor económico de la zona y que, a día de hoy, es el que persiste y que se ha convertido en el principal revulsivo contra la despoblación.

Una tierra casi llana, sin la frondosa naturaleza que hay en otros rincones, pero no por ello falta de estímulos para que el visitante pueda pisar su suelo y disfrutar de sus encantos.

En el apartado arquitectónico hay que destacar a la iglesia de Urdiales que cuenta con uno de los retablos más bellos de España y resulta uno de los tesoros de su patrimonio artístico. Este pueblo fue además parada y fonda de

El patrimonio artístico tiene también en Mansilla otro gran exponente. El retablo de la iglesia es del siglo XVIII y su Cristo, del XIII, que fue ‘exiliado’ a un pozo durante años y ahora es devoción y procesión cada 3 de mayo. Por su parte, Villarrín es la villa de la reina y también tiene de lo que presumir, como su torre y su campanario. La cabecera del municipio conserva la escuela como si de un tesoro se tratase. Y con razón, porque donde hay niños, todavía hay esperanza. Una decena de ellos dan vida a este municipio y dicen que salen de aquí muy bien preparados. El Colegio Rural Agrupado (CRA) de Bustillo del Páramo se trasladó a Urdiales hace un tiempo y aquí sigue. Un orgullo para sus vecinos.

Las aves parece que han encontrado aquí un buen lugar para quedarse a vivir. La ornitología es un valor en Urdiales del Páramo y a ella se dedican algunos vecinos que atesoran toda clase de aves en instalaciones que se pueden visitar y en las que, incluso, ofrecen algunas excursiones para poder disfrutar de estos animales.

Además, el Ayuntamiento sigue haciendo esfuerzos para mejorar día a día los servicios del municipio y por ofrecer una imagen cuidada en cada uno de sus tres pueblos. Urdiales del Páramo fue además parada y fonda de diligencias, el lugar de donde partía y a donde llegaba una ruta de comercio que trajo y llevó gente. Un pasado que sin duda alguna ha conferido esa esencia que tanto la localidad cabeza de municipio como las otras dos ‘hermanas’ pertenecientes a este (Mansilla y Villarrín) lucen y cuyas joyas además del día a día para su s habitantes también conforman un escaparate ideal para que de cara al exterior el atractivo necesario para que el turista pueda hacer un alto y disfrutar.

Mención especial merecen sus fiestas, en honor San Cipriano en Urdiales, el tercer fin de semana de septiembre; por Corpus en Mansilla del Páramo, en el mes de mayo, y por San Miguel en Villarrín, el último fin de semana de septiembre.

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