Puente Almuhey. De palacios y santuarios
El Camino Olvidado es uno de los grandes patrimonios naturales, turísticos y culturales con los que cuenta León. Admite el juego de palabras, porque gana por goleada golea como una oportunidad única para reencontrarse con esos valores que determinan el futuro y la personalidad de los pueblos. Puente Almuhey es una parada definitiva y origen que sorprenderá al peregrino. Darlo a conocer, practicarlo y dejarse llevar por su recorrido es un atractivo que además aporta vida y economía a las localidades que como nombres propios marcan sus etapas. Este peculiar Camino de Santiago conocido como Camino Olvidado parte precisamente de Puente Almuhey. De ahí a Cistierna, el paso puede partir del valle de Valdetuéjar, con Renedo como referencia y siempre en el municipio que daría nombre a esta primera cita con el Camino Olvidado. Si el paraje natural bien vale una caminata, en esta etapa ya aparece un lugar especial como una de las construcciones emblemáticas que se mantienen para poder disfrutar de una edificación que data del siglo XVI y que no es otra que el Palacio de los Marqueses de Prado, que eran los grandes señores hidalgos de valle. A continuación, la ermita de Renedo se convierte en un punto de atención que refleja otros tiempos y en donde el visitante se empapa de la historia y el peregrino ve cumplidos esos deseos de revivir la esencia de los pueblos y sus tradiciones. Pero el camino sigue y se ve enriquecido por lo que la actualidad ofrece y que en León son palabras mayores, como es el disfrute de la gastronomía.
El paisaje natural leonés aparece sin carta de presentación porque su sola contemplación da buena prueba de su espectacularidad. Atrás queda Palencia. Y ya en León, el santuario de la Virgen de la Velilla, en el municipio de Valderrueda es el mejor aviso de que lo que se va a ver en las etapas leonesas del Camino Olvidado es una conjunción perfecta y mayúscula de Naturaleza e Historia. La ruta seguirá hasta Cistierna y la memoria de lo visto será la gasolina perfecta para lo que queda por ver.