Diario de León

Para no perdérselo

De viaje a Congosto

Entre sendas encantadas a la sombra de zufreiros y un santuario de leyenda a cuyos pies se extiende calmoso el embalse de Bárcena, junto a un monasterio cisterciense fundado en el siglo X y lo largo de un camino del que se dice olvidado discurre el paso del municipio berciano en el que nació un gran navegante español

Una vista del Santuario de la Virgen de la Peña. L. DE LA MATA

Una vista del Santuario de la Virgen de la Peña. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Lo que el ojo ve desde el mirador de la Peña de Congosto es una de las mejores vistas del Bierzo. Una imagen clara de la esencia de una comarca de contrastes construida desde lo alto de una colina rocosa donde hay un santuario marcado por la leyenda y también un spa. De nuevo esa disparidad berciana. Y a los pies de quien observa, se extiende calmoso el embalse de Bárcena, el pulmón hídrico del Bierzo bajo y central, llamado a ser también un espacio de recreo y esparcimiento de nivel superior, capaz de concretar todavía más la oferta turística del municipio que estas letras empiezan ahora a recorrer. Congosto es una opción perfecta para perderse también en invierno.

Contemplando el Bierzo desde las alturas puede empezar un viaje que llevará a quien camina por sendas y bosques únicos —algunos encantados— y hasta restaurantes que resumen en sus platos la verdad de la contundente gastronomía berciana de los días de más frío. Así por los cuatros localidades que conforman este municipio. Porque Congosto no solo es Congosto. Congosto es también Almázcara, Cobrana y San Miguel de las Dueñas. En esta última está, sin ir más lejos, una de las joyas del patrimonio arquitectónico del Bierzo: Un monasterio de monjas cistercienses que fue fundado en el siglo X. No obstante, el conjunto que ha llegado hasta el presente corresponde a los siglos XVII y XVII. 

El mirador de la Peña de Congosto ofrece una de las mejores vistas del Bierzo, un lugar icónico que brinda al ojo la posibilidad de ver resumida la esencia de una comarca de contrastes

Si impresionante es el monasterio de San Miguel, boquiabiertos deja también el zofredal de Cobrana a quienes se adentran en su espesura. Son 180 hectáreas de bosque plagado de alcornoques o zufreiros que conviven con otras especies autóctonas de la zona. Se dice de él que es uno solo, pero son varios en realidad. El Escobal, el Moucho, el de las Lleras, el de Arriba o el de los Tesos. Todos conforman la unidad de un espacio natural mágico en los meses de verano. Mágico por encantado. Encantado por estar plagado de seres mitológicos que guían al visitante en un recorrido teatralizado en el que no faltan trasnos, ninfas, ondinas, brujos, meigas y algún diablillo.

El Zofredal de Cobrana ofrece dos rutas alternativas. Una es de poco más de tres kilómetros y dificultad baja y la otra supera los diez kilómetros y sube un poco la dificultad, pero siendo todavía apta para el disfrute de todos los públicos.

La Senda de los Canteros, que enlaza con Ponferrada a la vera del río Boeza a lo largo de casi nueve kilómetros; y el Camino Natural de la  Ruta de la Reconquista, que transcurre sobre el trazado del Camino Olvidado, son otras dos opciones magníficas para descubrir Congosto a pie. El último comienza en Labaniego (Bembibre) y finaliza en Congosto, junto a la fuente de Santa Olaya. Discurre entre masas arboladas cargadas de matices y pueblos de piedra, madera y pizarra que son propios del Bierzo y son propios de Congosto, la tierra del navegante Álvaro de Mendaña, a quien el Ayuntamiento recuerda frente a la casa consistorial.

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