Diario de León

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Ancares: el paraíso español está en El Bierzo

Los Ancares son una tierra única en España. Su riqueza patrimonial y natural se debe en gran parte al hecho de ser el limes entre diferentes zonas climáticas y la frontera entre León con Asturias y Galicia. Para cualquier español, es un destino prioritario, para los leoneses, obligado.

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Dos años después de que Candín comenzara los trámites para lograr adecuar su nombre al que por derecho le corresponde, los Ancares leoneses reciben cada vez a más visitantes que buscan un lugar único por sus cualidades naturales e históricas. No hay que olvidar que el conjunto de valles bercianos que crean los Ancares son conocidos en el mundo entero porque desde hace más de mil años son la sierra más importante que cruza el Camino Francés a Santiago de Compostela.

Reserva de la Biosfera por la Unesco desde 2006, allí están las pallozas de Balouta, un pueblo mágico cuyos recursos antropológicos son la auténtica señal y distinción de los Ancares. Desde la pinturas rupestres de Peña Piñera, a las que se accede desde Sésamo, hasta las Pallozas, construcciones características de los Ancares con un posible origen prerromano. Las podemos encontrar bien conservadas en Pereda de Ancares o en Balouta. Entre el término municipal de Pedrafita do Cebreiro y el pico Miravalles (en el límite con Asturias) los Ancares leoneses quedan conformados por una sucesión de valles horadados por cursos de agua. Por ejemplo, es el caso de los ríos Burbia, Ancares y Cúa.

El de los Ancares es un paraje montañoso que presenta sus mayores alturas en los picos Miravalles, Mustallas y Cuiña. Sin duda, en las mencionadas cotas pueden visitarse circos y lagunas de origen glaciar. Estos valles han sufrido un aislamiento histórico a causa de sus dificultades de acceso y el duro clima durante el invierno. Por ello, los Ancares leoneses son una zona donde se preservan de forma natural los aspectos más tradicionales de las culturas leonesa, gallega y asturiana en forma de pequeñas aldeas y asentamientos. Un buen ejemplo de estos modos de vida son las pallozas, horreos y teitos que todavía hoy en día se mantienen en pie. En consecuencia, se utilizan cotidianamente en estas montañas como elementos patrimoniales de las culturas que las habitan.

La vegetación de los Ancares leoneses varía en función de la altitud. Es decir, los puntos menos elevados de los Ancares leoneses cuentan con una vegetación rica en especies como el rebollo o la encina.

Además, conforme se asciende en altura, comienzan a aparecer masas forestales de roble, arce, serbal y abedul que dejan paso a una vegetación arbustiva propia de alta montaña. Entre la fauna de los Ancares leoneses destacamos el corzo, nutria, lobo, desmán, oso pardo y liebre de piornal. Las aves que pueden observarse más a menudo son las águilas real y culebrera, el alimoche y el halcón peregrino. Mucho más difícil es llegar a ver un urogallo. Es una de las especies más representativas de los Ancares leoneses.

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