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La Ercina, naturaleza y paisajes de cuento
Desde el Camino Olvidado y sus dos variantes, pasando por la Peña del Castro, hasta los retablos de Yugueros y Barrillos de las Arrimadas, este es uno de los municipios más singulares de toda la provincia
La Ercina es uno de esos municipios leoneses que parecen sacados de un cuento donde los interminables paisajes naturales describen historias ancestrales, profundas raíces que todavía hoy se celebran y construcciones que bien merecen un descanso del viejo Camino Olvidado para recrearse.
Todas y cada una de sus catorce localidades esconden alguna joya arquitectónica que aguarda paciente para brillar ante los ojos de los viajeros, pero hay dos que nadie debería perderse: la iglesia de Yugueros y su retablo —que se incluye precisamente dentro de la Ruta de los Retablos— y la de Barrillos de las Arrimadas. Pero insisto, ninguno de sus templos desmerece. Mención aparte merece la Peña del Castro, que como ya contó Emilio Gancedo desvela cómo era la vida cotidiana en León hace 2.800 años. Se trata de una gran mole caliza que se alza a 1.350 metros de altitud entre taludes de piedra que la van cerrando desde casi todos los ángulos a modo de sucesivas fortificaciones naturales. Un paraje hoy perfectamente visitable.
En los últimos tiempos se ha hecho un gran esfuerzo —que continúa en la actualidad— por restaurar y poner en valor el tramo del Camino Olvidado que pasa por el municipio. Pronto, este mes de abril —según recuerdan desde el Ayuntamiento— van a colocar otros 25 paneles informativos y seis pivotes para facilitar la travesía a los senderistas y peregrinos que lo recorren a diario.
En este caso, y de cara el peregrino, cuenta esta ruta hasta con el añadido de su propia peculiaridad, puesto que transcurre de manera especial. Es estratégico porque es una variante hasta dentro del propio camino. Robles, pinos y demás especies arbóreas reinan, pero en Yugueros, su carácter agrícola y ganadero y rezador hace recordar la subida a base de rosarios, en este caso, cinco misterios da buena prueba de su carácter rural integrado en la zona pero más conectado a lo religioso.
Esta característica se confirma además en que la iglesia de El Salvador sorprende por unas dimensiones que parecen impropias. Pero resulta que la Edad Media y el Renacimiento fueron tiempos de esplendor para La Ercina, cuando su asentamiento poblacional lo hacía lugar referente.
Como casi todos los municipios de la provincia, La Ercina renace especialmente en la etapa estival merced a los cientos de vecinos y veraneantes que regresan huyendo del mundanal ruido y es busca de la tranquilidad que solo estos lugares casi mágicos pueden regalar.
Es en verano cuando entran en escena sus fiestas más populares y concurridas. ¿La que nadie se pierde? La de la Virgen de los Remedios cada 22 de agosto. Además este 2023 recuperarán la recreación en la Peña del Castro de las luchas de los cántabros y astures contra los romanos. Finalmente, en octubre organizan la Feria de la Pera.