De viaje a Valderas

Valderas, capital de las Siete Villas de Campos, es famosa por su gastronomía con el bacalao ‘al estilo Valderas’ (ajoarriejo) como gran protagonista, pero también el conejo guisado, el pan bregado... le han dado merecida fama.

Pero Valderas es mucho más que eso. Es, sobre todo, patrimonio como lo demuestra que en el año 2008 fuera declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Conjunto Histórico. Perderse por sus calles y plazas es descubrir edificios, escudos y rincones que hablan de un pasado señorial.

El casco histórico cuenta con un entramado de calles estrechas y plazas porticadas, casas blasonadas del siglo XVI al XIX, iglesias, los restos de un castillo y varios arcos.

Además, la localidad ofrece dos rutas aptas para cualquier persona. Por un lado una Ruta Turística Autoguiada que se puso en marcha en el año 2015. Dispone de 16 paneles informativos instalados a lo largo del casco histórico de la villa, que llevan al visitante a conocer los principales lugares de interés.  Además, estos paneles cuentan con un código QR para visionar en teléfono móvil que automáticamente narra las características del monumento que se está visitando. Además, como complemento, hay también tres paneles táctiles que indican fácilmente los principales atractivos turísticos de la villa.

La segunda ruta se denomina ‘Entre castillos y puentes’. se trata de un recorrido de naturaleza que fue inaugurado en marzo de este mismo año. Combina el impresionante casco histórico con la extraordinaria naturaleza a orillas del río Cea.

Otro de los grandes atractivos de Valderas son su bodegas y lagares. La localidad cuenta con una gran tradición vitivinícola. Fruto de ello hay un impresionante patrimonio que no se ve. Está bajo tierra. Bajo muchas de las casas se ubican numerosas bodegas a las que se accede desde las propias viviendas. Las hay absolutamente señoriales con bóvedas de cañón hechas en piedra, sillares, ladrillo... Algunas conservan el lagar original donde se hacía el vino. Además, muchas guardan intrigantes leyendas. Otras, dicen, sirvieron de búnker durante la Guerra Civil. 

A todo ello hay que sumar que parte del término municipal se integra dentro de la zona Zepa (Zona de Especial Protección de Aves) Penillanuras-Campos Norte, cuyo territorio tiene especial importancia para la conservación de aves esteparias donde la avutarda es dueña y señora.

Los paisajes que se avistan desde la Altafría son otro motivo para visitar la localidad. Desde allí se aprecian las vegas del Cea. 

Pero volviendo al patrimonio, hay lugares de obligada visita como el Seminario, un enorme edificio en el que hizo parada el mismísimo Napoleón de camino a Benavente,  y que hoy es sede el Ayuntamiento y de la Oficina de Turismo.

La vieja plaza Mayor porticada, donde se encuentran la iglesia de Santa María del Azogue y la antigua casa consistorial que será rehabilidada para acoger el Museo del Bolillo. 

A apenas unos metros se encuentra el santuario de la Virgen del Socorro que esconde en su interior varias tallas y una magnífica sillería del coro. 

Los arcos de Las Arrejas y de Santiago, antiguas entradas a la villa, la iglesia de San Juan, su extraordinaria imaginería de Semana Santa, la ermita de Otero... Sus fiestas y tradiciones, como las romerías de Santa Cruz y la del Pan y el Queso, declaradas de Interés Turístico Provincial, su coqueta plaza de toros...

Está claro que Valderas es mucho más que bacalao. Es, sobre todo, cultura y patrimonio. 

Acérquense y descubran. Se sorprenderán.