Diario de León
Arriba, lo carros engalanados suben desde el aparcamiento de E. Leclerc hasta la explanada del humilladero con los romeros a pie; en el centro, los tradicionales perdones, en forma de avellanas, que copan buen parte de los puestos de la romería; abajo, los pendones descansan apoyados en la reja durante la misa de campaña que se celebrará a las 12.00 horas.

Arriba, lo carros engalanados suben desde el aparcamiento de E. Leclerc hasta la explanada del humilladero con los romeros a pie; en el centro, los tradicionales perdones, en forma de avellanas, que copan buen parte de los puestos de la romería; abajo, los pendones descansan apoyados en la reja durante la misa de campaña que se celebrará a las 12.00 horas.

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A La Virgen sube el pueblo de León con la excusa de San Froilán para enraizarse en las costumbres que le dieron sentido con el devenir de los siglos. La romería que asciende hasta el humilladero del santuario deja rastros en su ascenso de la costumbre que pasó de padres a hijos, que ya son abuelos,y que envuelve el fervor que envuelve la tradición de encontrarse en unas costumbres comunes que generan orgullo. Por esa senda caminarán de nuevo este 5 de octubre los leoneses y todos los fieles que vuelven de la diáspora para treparse al copo de las varas en las que tremolan los pendones, para subirse a la cesta de los carros engalanados con los frutos que dejó el verano.

La embajada se censa en La Virgen del Camino, sede inexcusable de la tradición desde aquel 2 de julio de 1505 en el que al pastor Alvar Simón se le apareció la patrona de la Región Leonesa en el alto que ahora ocupa el humilladero. La cita alinea desde primera hora de la mañana a los fieles que peregrinan a pie hasta el santuario para encontrar las huellas del camino que recorrieron con sus padres. La procesión improvisada encuentra guía en los más de 371 pendones, pendonetas y estandartes, heraldos de cerca de 150 pueblos leoneses, con los representativos de los ayuntamiento del Voto, Villaturiel y Valdefresno, además del Valverde de la Virgen al frente, que se concentrarán desde las 10.00 horas, en el aparcamiento de E. Leclerc. El prólogo dará pie para la marca de las ruedas de los 55 carros engalanados en cuya grupa se arracima el sabor de las tradiciones.

La comitiva entrará en la explanada del humilladero alrededor de los 11.15 horas, de acuerdo al programa ideado por el Ayuntamiento de Valverde de la Virgen. Todos en su sitio, con las varas de los pendones izadas en la reja para desafiar a la guía del campanario del templo, atenderán a la misa de campaña que se oficiará a las 12.00 horas. En ese fervor se escenificarán los ritos de las ofrendas y los grupos de bailes regionales encontrarán el escenario para exhibir su devoción con los bailes y catos en los que se honra no sólo a San Froilán, sino a esa Virgen a la que «gracias te damos los leoneses, / gracias patrona, gracias por siempre», como entona el pueblo de León.

La misa se replicará en el santuario cada hora para los que no puedan asistir a la principal. Desde las 09.00 hasta las 13.00 y de las 17.00 a 20.00 horas, los padres Dominicos oficiarán la ceremonia en el interior del templo, donde quedará abierta la puerta para cumplir con dos de los protocolos imperdonables de la jornada: para pedir suerte, tocar las narices al santo, representado en la efigie labrada por José María Subirachs en la puerta principal; y para suplicar la protección de la virgen, besar el manto.

La romería se adorna con más ritos profanos que la costumbre ha convertido en norma en una romería que se alimenta con cerca de 350 puestos. No pueden marcharse los fieles sin comprar avellanas: esos perdones que cuenta la leyenda que llevaban a su vuelta los que asistían para ofrendar a los que tenían que quedarse a cuidar la casa. Ni tampoco pasar sin probar la morcilla, el chorizo o el pulpo de las tascas. San Froilán no se lo perdonaría.

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