Diario de León

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Rumor del Órbigo

- A veces algo tan cristalino y natural como las aguas de un río, embalsadas para salir a borbotones hacia dos canales de riego y apagar la sed de un rosario de huertas, puede calmar la mente, ayudar a respirar mejor y aportar incluso alegría. Ese lugar se encuentra en el azud de Santa Marina del Rey, rodeado de sendas, merendero y bancos para disfrutar las vistas 

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Publicado por
P. Infiesta
León

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El contacto con la naturaleza, mirar los árboles, contemplar un paisaje, sentir el viento o escuchar cómo suena el agua, permite recuperar la armonía perdida por el estrés, mejora el estado anímico y agudiza la concentración. Y en Santa Marina del Rey existe un paraje que cumple todos esos requisitos y sirve de gran aliado para combatir tensiones.

Se trata del entorno del embalse del río, que los lugareños conocen como azud, del que salen dos canales para el riego de una de las zonas más ricas en productos agroalimentarios. Uno se denomina El Castañón y el otro, Villares.

El caso es que por todos los ojos del puente discurre el agua, cuyo rumor apacigua la mente y sobre esa lámina acuosa se pueden contemplar decenas de patos silvestres, ajenos a cualquier bullicio. En ese perímetro, el Ayuntamiento ha diseñado una zona de merendero con bancos para pasar el día, una mañana o la tarde, comer o merendar. Incluso se han habilitado barbacoas de uso público y, además, se ofrecen todo tipo de actividad deportiva de la mano de las canchas de pádel, el frontón, el campo de fútbol y el polideportivo.

Junto a esa lámina de agua fría y cristalina, que se distribuye hacia dos canales de riego para dar vida a la rica huerta de la zona, se ha habilitado una zona de merendero y paseo

Ese paraje está muy cuidado. En él crece lavanda, que aporta la tonalidad violeta y crea una ‘ola’ de flores y agradable fragancia. También se ha ajardinado un espacio con sendas de arena para el paseo y llenar los pulmones de naturaleza.

Para que no falte detalle, se ha situado el conocido como El banco más bonito del Órbigo, en la calle La Trucha, porque desde él se aprecia el espejo del agua del río y unos atardeceres espectaculares, según los visitantes. Junto a ese asiento especial se organizan las jornadas de piano estivales.

Ese azud también está designado como zona especial de pesca para los amantes de esa afición. Y es que Santa Marina del Rey es una de las poblaciones de mayor interés del centro de la provincia de León, con una amplia historia vinculada a la peregrinación jacobea. De ahí, que también se haya colocado un monumento a los caminantes a Santiago de Compostela.

Junto a esa corriente de aguas frías y cristalinas que bajan del norte, riegan los campos del valle y seducen a los viajeros por la belleza de sus riberas. Esas aguas rápidas y transparentes que sientan también a la población de truchas que le aporta riqueza piscícola. Los cotos trucheros de Santa Marina alcanzan fama fuera de sus fronteras y en ellos se celebran cada año campeonatos españoles e internacionales de pesca.

Si uno quiere, además, conocer una de las presas más antiguas de la provincia, tiene la ocasión en esta localidad, tierra de paso de la Presa Cerrajera, cuya construcción se remonta al año 1315 en Palacios de la Valduerna por la donación por parte del Infante don Felipe, hijo de Sancho IV el Bravo, de las aguas del Órbigo al deán y cabildo de Astorga. El objetivo era llevar las aguas a la villa de Santa Marina del Rey, propiedad del Obispado. Con posterioridad se amplió la presa, llamada originalmente Zarraguera, hasta los pueblos parameses.

Esta infraestructura no sólo ha servido para el riego de las tierras, sino que a lo largo de sus orillas se han asentado históricamente muchos molinos, tanto de harina como de linaza para la obtención de pan y de aceite. Algunos de ellos conservan su maquinaria.

Por eso uno de los trayectos recomendados a pie es el que transcurre entre Sardonedo y Santa Marina del Rey. Este tramo se inicia en el molino situado aguas arriba de Sardonedo, en la misma Presa, continúa hacia el sur, atravesando el pueblo. A la salida, en dirección a Santa Marina, se toma el camino que sale a la izquierda y que continúa a lo largo de la Cerrajera hasta llegar a otro molino.

Esta Presa histórica no dispone de un camino paralelo a ella en todo su recorrido, por lo cual si se desea realizar un itinerario completo se deberán seguir varios caminos que la atraviesan y discurren en zig-zag. El recorrido se localiza fácilmente debido a la orla vegetal que la acompaña, visible desde la lejanía. Sauces, zarzamoras, majuelos, hiedras e incluso lúpulo crecen en ese entorno natural, junto a los chopos. Los amantes de la fauna también pueden encontrar colonias de la exclusiva Graja situadas en estas choperas naturales. La Presa Cerrajera sirve de verdadera «autopista» para un gran número de especies animales que la utilizan como corredor de fauna, bien en los viajes migratorios o en movimientos dispersivos. El visitante se podrá ver sorprendido por los graznidos del escaso Martinete que utiliza éstas áreas de ribera para alimentarse. Hay nutrias y otros pequeños mustélidos que serán los silenciosos compañeros del caminante, como la Gineta, el Armiño o la Comadreja.

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