Las cataratas de León

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Son tantas que resulta imposible citarlas a todas. León es un lugar bendecido por los dioses del agua. Los ríos han encauzado la fisionomía de la provincia para convertirla en una de las regiones con más riqueza ecológica de Europa. Entre las grandes fortunas naturales destacan las cascadas, que pueden encontrarse en casi todos los rincones y que este verano —debido a la temperatura templada y a las lluvias que se han prolongado durante todo el año— caen con más caudal que nunca. Desde La Cabrera hasta Omaña pasando por Lugueros, El Bierzo y Laciana, todas las comarcas leonesas muestran con orgullo estas cataratas que aportan frescor y verdura al calor del verano. Hay tanto cascadas en el exterior como en el interior, ríos que surcan las gargantas de la tierra, como en Valporquero, y que alcanzan caídas que dejan sin respiración.

Una de las ventajas es que algunas de ellas tienen carácter medicinal. Es el caso de las que atesora Noceda del Bierzo: Juan Álvarez, fuente del Azufre, el manantial de la Doncella, fuente del Rubio y la cascada de la Gualta, con un desnivel de 30 metros de altura.

Este tesoro hidrológico posee propiedades curativas que ya conocían los antiguos y que ahora, con el boom de los spa y los balnearios, resulta más beneficioso que nunca. Y es que la senda que permite llegar a todos estos lugares apenas es transitada, con lo que permite el baño para los que se atrevan con el agua de los manantiales de esta reserva climática.

Otra de las mejores cascadas de León es la de Lumajo, en Villaseca de Laciana. Su salto de agua es uno de los más espectaculares de la provincia, con veinte metros de caida, y permite además conocer una de las zonas más bellas de la provincia.

Foz es también uno de los puntos indiscutibles si se trata de hablar de cascadas leonesas. Situada en Torrestío , un pueblo de alta montaña perteneciente al municipio leonés de San Emiliano, es, sin lugar a dudas, uno de los pueblos más asturianos de la provincia de León. Si tienes tiempo, es aconsejable que te pares en el pueblo para conocer sus hórreos y su iglesia del siglo XVIII . La Cascada de Foz te sorprenderá con su abundante caudal . Visita obligada para los amantes de la naturaleza, es una ruta ideal para desconectar con familiares o amigos.

En Nocedo se encuentra el salto de Cola de Caballo, que se forma ante el desnivel que tiene que salvar el arroyo Valdecésar para poder lllegar al Río Curueño.

Foncebadón acoge en pleno Camino de Santiago un impresionante salto de agua: La Fervencia. Este idílico rincón, de gran valor ecopaisajístico, es el resultado de la unión de cuatro arroyuelos que forman el río de La Molina, creando un paisaje incomparable.

Por último, en Redipuertas surge el caudal que da vida al río Curueño y que atraviesa el desfiladero de los infiernos. En este punto se suman otras corrientes de agua como las del río Faro. Allí podrás admirar las cascadas de El Saltón, las Baubas, La Mayaduela, la Quemada, la Fuente, la Majá de la Tala, Arroyo Cándano y La Requeja, únicas para pasar un gran día de naturaleza.