Valdefresno, balcón de León
Valdefresno es balcón del Camino de Santiago y de León. Un lugar de altas miras, con veinte pueblos y ocho kilómetros de la ruta jacobea, para caminar en busca de la compostela o pasear entre la misteriosa belleza de la Sobarriba. Perderse en sus horizontes permite llegar tan alto como las montañas de León y disfrutar el lujo de sus atardeceres.
Entre el Torío y el Porma se alza la Sobarriba, comarca de la que el municipio de Valdefresno participa en geografía, tradiciones y cultura. Un balcón de León y del Camino, natural, sin artificios al que los peregrinos se asoman desde el Alto del Portillo y cualquiera que sea amante de las caminatas, los paisajes y el aire puro puede gozar del privilegio de una tarde o un día entero en sus caminos.
La comarca de la Sobarriba surtió tradicionalmente a León de productos agrarios y que ahora es una fuente de vida saludable en el medio rural a pocas zancadas de la capital. El final del verano es una época ideal para los peregrinos. El calor afloja y los días aún dan para gastar zapatilla y solazar la vista con los contrastes del paisaje.
Valdefresno, ‘valle del fresno’, es, además, parte de esa ruta milenaria que vive en septiembre uno de los mejores meses para surcarla. El Camino de Santiago tiene entre Arcahueja y Valdelafuente ocho kilómetros de senda como anticipo de la coronación de una etapa reina, la que discurre entre Reliegos y León. Arcahueja, a 317 kilómetros de Santiago, cuenta con un albergue de peregrinos y otro tipo de establecimientos para alojarse, con todos los servicios. Un pueblo de unos 200 habitantes que, en su proximidad a León, adapta su arquitectura a los usos urbanos, pero guarda entre sus calles la tipología tradicional de adobe o ladrillol típica del sur de León. Arcahueja es también lugar de acogida y camina a la multiculturalidad no solo por la senda jacobea en la que se cruzan las lenguas y se hacen presentes los países más remotos a través de los pasos peregrinos.
A tener en cuenta
La organización no gubernamental Diaconía tiene en este pueblo uno de sus centros de acogida para personas en situación de protección internacional a través del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El Camino de Santiago prosigue por terreno de Valdelafuente, siguiendo la senda hacia el Alto del Portillo tras atravesar este pueblo que cuenta con la iglesia de San Juan Bautista como uno de los monumentos señeros del patrimonio histórico en este tramo que precede a León.
Una vez fuera del pueblo, la señalética es una pieza fundamental para que los peregrinos sigan su ruta al fundirse la senda con las nuevas comunicaciones para acceder a la ciudad.
Valdefresno está en el camino. Pero no sólo en el Camino de Santiago. Cualquiera de sus veinte pueblos es un lugar perfecto para escaparse del ruido y disfrutar de unas panorámicas montañosas o de magníficas puestas de sol, especialmente desde los situados sobre el altiplano que domina la capital y se desparrama por los cantiles de La Candamia.
Arcahueja, Carbajosa, Corbillos de la Sobarriba, Golpejar, Navafría, Paradilla de la Sobarriba, Sanfelismo, Santa Olaja de Porma, Santibañez del Porma, Santovenia del Monte, Solanilla, Tendal, Valdefresno, Valdelafuente, Villacete, Villacil, Villafeliz de la Sobarriba, Villalboñe Villaseca de la Sobarriba, Villavente son los enclaves arropados bajo el fresno y la concha, el pendón y el corazón atravesado por flechas que componen el escudo de Valdefresno.
Nombres que suenan a sol, a invierno y a felicidad. Solanilla, Navafría o Villafeliz de la Sobarriba forman parte de la Sobarriba que se abre a paseos de mañana o tarde o para perderse en un día de fin de semana por sus caminos de tierra. Por Villacil no pasa la senda jacobea, pero hay ecos del Camino Francés. En su iglesia sorprende la visión de una Virgen gótica con reminiscencias románicas de finales del siglo XIII, un pequeño retablo barroco con una figura policromada de San Pedro ad Víncula y una talla de San Salvador.
Valdefresno, como parte de la Sobarriba, es guardián de las tradiciones. Y entre las más arraigadas se encuentra la fiesta de julio que en los últimos veranos ha combinado la devoción por la lucha leonesa con la música en el festival Adobefest.
La fiesta quedó atrás. Pero el disfrute del paisaje de Valdefresno es perenne. A las puertas del otoño, la Sobarriba ofrece un contraste de colores entre las tierras alfombradas de amarillo cereal, los árboles con un verde encendio y las montañas grises. Goce para los sentidos.