De viaje a
sobrado
Sus fronteras cobijan un territorio rico en castaños y de sus ríos, el Selmo y el Sil, proceden las truchas que forman parte de su seña de identidad gastronómica. Sobrado es, sobre todo, naturaleza en estado puro y ofrece múltiples opciones y rutas ideales para hacer a pie o en bicicleta, como la del oro, que comunica con Las Médulas Algunas referencias históricas sitúan en este municipio el Monte Medulio, en el que tuvo lugar la última batalla entre astures, galaicos y cántabros (derrotados) con las legiones romanas Truchas y anguilas son las protagonistas de su mesa y sus aguas dulces dan forma a dos de las mejores playas fluviales del Bierzo
T ierra de castañas bañada por el Selmo y el Sil, su orografía dibuja la frontera entre el Bierzo y Galicia y apenas 20 minutos la separan de Ponferrada. Sobrado es naturaleza pura, gastronomía y también mitología. Y es que algunas referencias literarias e históricas —entre ellas las defendidas por el historiador berciano Vicente Fernández— sitúan dentro de sus fronteras, en el entorno del pueblo de Cabarcos, el Monte Medulio, donde tuvo lugar la última de las batallas entre galaicos, astures y cántabros (pueblos prerromanos) y las legiones romanas en el año 22 a.C; y donde los primeros se suicidaron una vez fueron derrotados. Su cercanía a la explotación aurífera de Las Médulas y los vestigios encontrados avalan esta posibilidad que, no obstante, sigue generando gran controversia en función de cuál sea el estudio de referencia.
Con o sin mitología, indiscutible es que el municipio de Sobrado posee un entorno único que ofrece al visitante innumerables rutas, accesibles tanto a pie como en bicicleta; y una gastronomía apoyada en las truchas, las anguilas y, cómo no —más ahora en otoño— en las castañas. Su oferta turística se completa con dos de las mejores playas fluviales del Bierzo, la de Sobrado y la de Friera. Son estas dos de las nueve pedanías que integran este municipio de 400 habitantes localizado al oeste del Bierzo. Cancela, La Ribera de Cabeza de Campo, Portela de Aguiar, Sobredo, Requejo y Cabarcos completan su orografía urbana.
Precisamente frente a este último pueblo, en la Sierra de la Encina de la Lastra, se erige uno de los estandartes naturales: las formaciones rocosas en forma de pico de la Tara, el Pinouco y el Pinouquín. Ellos dibujan el techo de Sobrado y el Valle del Selmo colorea su parte más baja, salpicada de senderos y caminos naturales poblados por especies de flora y fauna autóctonas dignas de mención. Ideal para recorrer a pie o sobre dos ruedas. La Ruta del Oro de Sobrado a Las Médulas es una de las opciones. 20 kilómetros de dificultad media que parten de la cabecera municipal y discurre por una preciosa senda paralela al río Selmo hasta la desembocadura del mismo en el Sil. A su llegada a Friera, circunda las choperas que rodean el embalse de Peñarrubia, hasta Carril. Después llega a Requejo, cruza el puente colgante sobre el Sil y desemboca en la Valiña, donde se manifiesta de forma fastuosa la arquitectura tradicional berciana. El recorrido continúa entre sotos de castaños centenarios hasta alcanzar Villarando, que ofrece unas majestuosas vistas del embalse de Campañana. Es, en este punto, donde el paisaje empieza a cambiar y el caminante se adentra en el territorio arcilloso característico de Las Médulas y comienza a vislumbrar los vestigios de la antigua actividad minera. El primero de ellos, el Lago de Carucedo.
La Ruta de las Simas es otra de las alternativas que parte de Sobrado y, en este caso, llega a Biobra. Tiene una distancia de siete kilómetros y transcurre por el Parque Natural de la Sierra de la Encina de la Lastra, ofreciendo al caminante inmejorables vistas tanto de la vertiente berciana como del territorio gallego.
También la Mirada Circular que recorre el Bierzo pasa por Sobrado, aprovechando el Camino de los Castaños que parte de Cadafresnas y discurre a lo largo de 20 kilómetros de un paisaje autóctono en el que predominan los castaños pero donde no faltan ni robles ni encinas. Este camino entre sotos centenarios, parte de Cadafresnas y atraviesa Viariz, Hornija y Cabeza de Campo hasta Sobrado.
Por todo lo descrito y lo que es mejor comprobar in situ, Sobrado se despliega a los ojos de quien ama la naturaleza como el lugar perfecto para perderse y disfrutar de un entorno tomado por castaños y otros árboles autóctonos, así como de una gastronomía igualmente característica que se vale del Selmo, río truchero por excelencia, y en los tiempos que corren de los propios castaños, cuyo fruto da pie a los magostos.