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La IGP Cecina de León se ha convertido en imprescindible tanto en el plato como en todo tipo de eventos.DL

León

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Treinta años. Tres millones de piezas. Treinta millones de kilos de IGP Cecina de León. Una reina. ¿Quién ha dado más? La IGP Cecina de León, que celebra todo este tiempo en calidad y cantidad y la promesa de seguir convirtiendo este producto en bandera de la provincia. Un continuará sería el remate perfecto porque no hay nadie que haya probado la IGP Cecina de León y no haya repetido.

En la historia universal de la cecina de León quedará escrito que estos 30 años que ahora cumple el Consejo Regulador IGP Cecina de León está el capítulo del despegue como producto de excepción que ha multiplicado su fama y posibilidades y que la ha convertido en un imprescindible de la gastronomía mucho más allá de la provincia. Un trabajo global que tiene un detalle como salto cualitativo clave en el último paso: la introducción del corte a cuchillo. El resto es calidad. Pero empezando por el principio, los artífices tienen nombre de León y forman un dream team imbatible. Las empresas que forman parte del consejo regulador son en la actualidad: Cecinas Leitariegos S. L., Cecinas Nieto S. L., Embutidos El Pinar S. L., Embutidos Entrepeñas S. L., Fábrica de Embutidos y Jamones Ezequiel S. L, Embutidos Ferju S. L., Embutidos Santa Cruz de Montes S. A., Industrias Quiñones S. L., Valles del Esla S. A., Embutidos y Cecinas Los Rejos, Jamones León y Cecinas Falagán. Ellos, agrupados en el Consejo Regulador IGP Cecina de León con Raquel Factor como directora técnica, son los que logran que cada una con su personalidad la cecina de León llegue al consumidor bajo los más estrictos parámetros de calidad, que son muchos y rigurosos.

De ahí es donde surgen unas características que para el conocedor de la cecina de León se convierte en embutido insuperable al igual que para el que se acerca por primera vez a la propuesta de la IGP.

La cecina de León tendrá un color tostado, pardo, ligeramente oscuro, propio del proceso de elaboración. Son características tan naturales como nada caprichosas, siempre en el hallazgo de la buena cecina de León, que es así la que deleita y nunca falla. La IGP descubre matices para acercarse a distintas tonalidades de color, desde un color cereza a granate, acentuándose éste en los bordes al final del proceso de maduración, y presentará un ligero veteado de grasa, que le proporciona su jugosidad característica. En definitiva, un conjunto de parámetros que la experiencia de la IGP ha logrado captar como imprescindibles.

Si a la vista el placer ya aparece como inminente, en el sabor y aroma está el resto: carne de sabor característico, poco salada, de consistencia poco fibrosa. El efecto que resulta del ahumado aporta en el proceso de maduración un aroma característico, apoyando el conjunto de sabores.

IGP (Indicación Geográfica Protegida) Cecina de León representa también los valores tradicionales que no renuncian a la modernidad. Así, cuando se está ante una presentación así: piezas enteras, envueltas o enfundadas, o presentadas en porciones o lonchas envasadas al vacío, o en otros sistemas que apruebe el Consejo Regulador, la seguridad es que se está ante una gran Cecina de León en sus formatos de tapa, contra, babilla y cadera, en trozos o loncheados.

Y así se llega a la IGP Cecina de León, la reina de la mesa. Como aperitivo o acompañamiento, ingrediente o plato principal. Y en todos los casos con un prestigio que no hace más que crecer. Y toda una forma de crear economía y cultura gastronómica en León.