"... No tuve tiempo"
La educación y la reflexión histórica sobre la muerte en España han estado tradicionalmente llenas de miedos. De silencios para evitar posibles referencias. El análisis y la constatación, en las que se aúnan muchas y diversas razones, darían mucho de sí y confirmarían, sin duda, un tinte timorato al respecto, además de la precaución y el distanciamiento sobre el asunto. La publicación de libros desenfadados, y documentados, sobre las múltiples posibilidades y variantes que el asunto puede proponer, están ayudando a cambiar esa percepción inveterada. Un ejemplo reciente, que acabo de leer, , de Manuel Jesús Segado-Uceda, en el que, además de infinidad de curiosidades y enigmas, nos muestra cómo los cementerios, muchos al menos, están llenos de enseñanzas y monumentos artísticos. Al servicio de ese lento cambio de actitud se ha puesto el necroturismo, una nueva tendencia que también se abre camino en España, a veces con resultados sorprendentes. Y con no pocos seguidores. La curiosidad nunca, o casi nunca tiene límites.
Dentro de las múltiples variantes que el tema puede dar de sí, el de los epitafios quizá resulte sumamente curioso, a pesar de que nuestra tradición limite con lo macabro con fondo religioso, como ocurre en el cementerio del pueblo jiennense de Arjonilla, pueblo natal del autor del libro referido: «Como te ves, yo me vi; / Como me ves, te verás; / Todo acaba en esto aquí; / Piénsalo y no pecarás». Seguro que el lector conoce más de uno que camine en esta misma dirección. Y otros, ocurrentes, originales, incluso simpáticos. Seguro que la suma de todos ellos recogidos en nuestra provincia sería una aportación nada desdeñable.
Traigo a la consideración, o a la sonrisa del lector cuatro epitafios que aportan más de una chispa. Más que epitafio propiamente dicho, el escritor y cineasta francés Jean Eustache lo dejó colgado en la puerta del hotel en que se pegó un tiro: «Llame fuerte, como para despertar a un muerto». Se conoce que lo hacía bien, como su compatriota Molière, en cuya tumba se lee: «Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien».
Ironía y juego de palabras en los dos siguientes. Tumba del Marqués de Sade: «Si no viví más es porque no tuve tiempo». Y en la del músico Johann Sebastian Bach: «Desde aquí no se me ocurre ninguna fuga».
Pues eso. La muerte no tiene fronteras y da mucho de sí.