La lucha contra los delitos y la seguridad ciudadana son responsabilidad de todos
Los índices de delincuencia de carácter general se desploman en la provincia a niveles de 2010, tras años de crecimiento y de lógica alarma social desatada en su momento por la reiteración de robos y asaltos a viviendas unifamiliares, sobre todo en el norte de la capital. Aumentan los de tipo sexual y las estafas, pero el desmantelamiento de aquellas peligrosísimas bandas de ladrones que planifican fuera y operaban aquí no significa que se haya puesto fin al problema, pero sí ha extendido una cierta sensación de alivio sobre la sociedad leonesa.
Pero el delito y la violencia tienen otras formas de manifestarse. La de género, no tanto en nuestro ámbito geográfico como a nivel general, es cada vez en mayor medida un problema grave, que empeora cuando a través de las nuevas tecnologías el acoso y la agresión psicológica se extiende más allá del ámbito privado, convirtiéndose en un escaparate difícil de controlar. Es un medio accesible para la comisión de delitos clásicos, aunque también es cierto que posibilita nuevas figuras delictivas que hasta su irrupción eran inexistentes o desconocidas para la ciudadanía en general y también para quienes deben vigilarlas y han de juzgarlas.
Por esa vía llega con frecuencia la estafa y se extiende también una nueva preocupación social: el mundo de las apuestas y del juego vive, precisamente gracias a esas nuevas tecnologías, una explosión que, además, le permite alcanzar con facilidad estratos poblacionales muy sensibles, como el de los menores. Aun considerando todo ello, lo cierto es que vivimos en una provincia tranquila y esencialmente segura, pero en la que siempre es importante que los ciudadanos se involucren y ayuden, porque esa seguridad es siempre un reto colectivo. En este sentido, la colaboración con las fuerzas de seguridad es responsabilidad de todos.