Datos que ponen en evidencia la marginación del tren del noroeste
España vive una situación de aparente incertidumbre e inacción política que no es tal. Las decisiones siguen tomándose por un Gobierno en funciones que cada vez pone más en evidencia que tiene una doble vara de medir, la que aplica a la España rica y la que destina a ese noroeste que es el epicentro de la despoblación y el envejecimiento, y para el que sólo facilita guiños a regañadientes cuando crece la presión.
En estos momentos la inversión en marcha para conectar el Cantábrico con el Levante español cuadruplica la que apenas se esboza en los borradores que maneja el Ministerio de Fomento para el noroeste. El enlace interior a través de Teruel y Zaragoza, que unirá el País Vasco y Valencia, tiene fijada una financiación de 12.000 millones de euros, lo que contrasta con los apenas 600 millones para toda la actuación en el ramal de conexión de León a Vigo. Unas cifras que suponen un desequilibrio inaceptable, que quizá se hace más grave si se tiene en cuenta que se supone que se pretende hacer una apuesta por las zonas que tienen mayores desequilibrios para intentar ser sostenibles en el futuro.
Las infraestructuras, en este caso ferroviarias centradas en el transporte de mercancías, serán las arterías que decidirán hasta dónde llegará la vida en cada una de las provincias y comarcas de España. Las decisiones de hoy serán la supervivencia de los territorios.