Cortos de vista
Mirar el mundo con primeros planos es una característica de los adolescentes, escribió Salvador Compán. Los políticos nuevos no escapan a esa mirada y por ello a menudo carecen de perspectivas amplias para advertir el conjunto y columbrar el horizonte más allá de las portadas del periódico del día o del «ahora me apetece». Incapaces de desentrañar lo que hay más lejos de la hoja corriente del calendario o de adivinar el mar que hay detrás de las montañas, diríase que se conforman con esa forma de indigencia intelectual que es vivir al día, proyectando a pocas horas vista, en vez de pensar en décadas, aunque no hayan nacido apellidándose Churchill. Incluso, más a menudo de lo que sería debido, se lían con el neón luminoso o la mosca que pasa de un tuit, enzarzándose en batallas perdidas de antemano porque no hay nadie, por inteligente que sea, que pueda ganar en ingenio a un ejército de neos lanzando chistes, puyas y memes. La rebelión de las masas ha terminado, por mor de las redes sociales, en la rebelión de las musas.
¿Y en qué afecta esto a la política que estamos sufriendo? Un estadista ahora es el que piensa en más allá de un año. Y, como sigan así las cosas, terminará siéndolo el que sea capaz de retener en la cabeza la lista de la compra de mañana sin olvidar el pan. El que se acuerde de la fecha de las elecciones para por lo menos ir a votarse a sí mismo. Este ser cortos de vista de los partidos adolescentes, los que carecen de experiencia no ya de gobierno sino hasta de oposición, porque bastante han tenido con atender las redes sociales con la táblet y el móvil que regalan a los diputados, son los que están negociando no se sabe si el próximo gobierno o las futuras sinecuras.
Un espectáculo lamentable. Porque ya se percibe con claridad que no se trata de «programatismo» o ideología, sino de sillones y millones. Nada nuevo en nuestra tradición, claro, pero que ahora se nota más porque estos políticos bisoños no se conforman, como los de antaño, con un consejo de administración futuro y son partidarios del más vale pájaro en mano que ciento volando. Están como para ir a otras elecciones, ahora que la gente ya sabe que la cúpula de su partido tiene más políticos docentes que decentes.