EDITORIAL | Fallos en los protocolos alimentarios

Una nueva alerta sanitaria ha despertado la inquietud de los consumidores por una contaminación de toxina botulímica que, en este caso, sólo afecta de momento a Castilla y León. Lo preocupante es que se trata de un producto de uso habitual —una lata de atún en conserva— expendido en una cadena de distribución de ámbito nacional y que sus consecuencias puede ser muy graves. La sucesión de alertas relacionadas con productos alimentarios o farmacéuticos que se están produciendo este verano está sacando a la luz las deficiencias en la gestión de estos productos. Es evidente que algo está fallando en los protocolos de seguridad y que es necesaria una revisión exhaustiva del sistema para evitar nuevas imprudencias. La salud de los consumidores debe ser lo primero para las administraciones y los agentes implicados en la producción y es obligado aclarar todas las circunstancias de lo sucedido.