EDITORIAL | Una larga espera que no invita a renunciar
Las listas de espera en la sanidad pública siguen siendo un problema de difícil solución, especialmente grave cuando se trata de retrasos para quienes esperan una operación quirúrgica. En León la espera media para pasar por los quirófanos es de 110 días, aunque quienes tienen su dolencia atendida por el área de traumatología ven ampliado sensiblemente este plazo que se hace interminable. Sin embargo, buena parte de los pacientes que necesitan la atención de los cirujanos opta por esperar pacientemente y ser atendido en el Complejo Asistencial Universitario de León, en lugar de ser derivados bien a las clínicas privadas con las que la sanidad pública mantiene convenios o a los centros sanitarios de otras provincias.
Una realidad que pone en evidencia que, pese a los problemas de aglomeración de pacientes y retrasos de los que adolece irremediablemente el sistema público de salud, la confianza de los ciudadanos tanto en los especialistas que atienden sus servicios como en la dotación de los hospitales públicos es un factor que se tiene más en cuenta que cualquiera de los otros tropiezos con los que pueda encontrarse quien padece una dolencia durante su tratamiento.
Las listas de espera no son una realidad nueva, pero está claro que los recortes que durante la crisis se han aplicado al sistema sanitario han tenido unas lamentables consecuencias que están muy lejos de ser recuperadas. Quien pasa por un quirófano sufre una dolencia, aunque no sea grave para su supervivencia. El vía crucis de consultas y espera quirúrgica que padece hasta que es atendido llega a veces a la desesperación. Confianza en el sistema público sí. Exigencia permanente de mejora, también.