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La cronología no son los hechos, sino su secuencia. No explica, simplemente, ordena. En Odessa, Texas, un monstruo ha asesinado al azar a 7 personas y herido a 22 de ellas, porque la policía le dio el alto en un control de tráfico. Acababa de ser echado del trabajo, luego podemos barruntar que tramaba ya algo. Mi hermana Almudena vive en esa localidad texana. Estaba allí, comiendo con su marido en un restaurante, a escasos metros de donde el asesino fue abatido a balazos, para frenar su morir matando. Gracias a Dios, ella y su marido están bien. Horas antes, me encontraba en Camplongo y recibí una llamada suya por WhatsApp. Tenía mala cobertura y aplacé la conversación hasta mi regreso a León, pero cuando llegué ya era tarde y se la pospuse para el día siguiente. En mi interior, esa conversación aplazada forma ya parte del suceso, de mi cronología del mismo. No suele almorzar fuera de casa, pero alguien le había obsequiado un vale para un restaurante italiano. Habían ido pasando los días y le incomodaba que la pudiesen preguntar si lo había utilizado. Y fue, hasta que un estrépito de sirenas les hizo advertir que algo anómalo sucedía. No siempre la caída del telón conlleva que la historia haya terminado.

Hablando de cronologías, no todos los aniversarios son felices. El Gobierno alemán ha pedido perdón al pueblo polaco, en nombre de los alemanes, por la invasión llevada a cabo el 1 de septiembre de 1939. Pero en las recientes elecciones, la ultraderecha alemana ha obtenido un gran incremento de votos. El pecado de los abuelos o de los padres no mancha a sus descendientes, pero les obliga a ser mejor que ellos. «El tiempo es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre», escribió Borges. Por cierto, una especie en peligro de extinción, como la de los ingenuos o la de los mares limpios.

No hay lágrimas remotas, pues todo ocurre en nosotros. Tampoco existen las felicidades lejanas, ni las razas. Mi hermana siempre dice que el texano es muy amable. Lástima de esa atracción por las armas. En mi corazón Odessa ya quedaba cerca… ahora, aún más. Hermanita, si te topas allí con Willie Nelson dile de mi parte que dé un concierto aquí. No hay distancias. Y de haberlas, el amor es el atajo.